La declaración de Gerardo Blyde luce sobria y oportuna, a propósito de la proximidad de la fecha límite (30 de noviembre, Mister González dixit) y apunta a subirle la apuesta al Gobierno recordándole su compromiso previsto en los Acuerdos de Barbados de garantizar un “procedimiento” para las habilitaciones políticas. ¿En qué puede consistir ese “procedimiento” que genere la “herramienta” que produzca las habilitaciones? ¿Una invitación a acudir al TSJ para que el máximo tribunal resuelva? ¿Una suerte de “indulto presidencial” que deshaga el cepo inhabilitador? ¿Una Comisión Presidencial Ad hoc que estudie caso por caso? No nos sorprenda ningún “procedimiento” que amaine la presión internacional, en especial la norteamericana. Cualquiera sea, va a mostrar un Gobierno que cede a la presión, al menos buena parte de la opinión pública pudiera percibirlo “con los pantalones abajo” aún y cuando el mismo sirva de elemento distractor para correr la arruga. Pero no descartemos que el Gobierno puede volver a sus andanzas autoritarias y jugar a Jalisco con aquello de “si pierdo, arrebato”? Bien, ¿si no hay solución satisfactoria, qué hacer? ¿Abstención? NOOOOO. ¿Calle calle y más calle? NOOOOO ¿Regreso de las Sanciones Financieras y Petroleras? NOOOOO. No son opciones viables. Ajá ¿Y entonces qué? El camino no parece despejarse, pero lo más sensato es mantener a toda costa la negociación y la ruta electoral como estrategia política para la recuperación de la democracia. Cualquier “procedimiento” que se acuerde debe ser justo, transparente y democrático. Pero con un Gobierno dictatorial como el que sufrimos, nunca hay garantías de nada. La única garantía de cambio en paz que tenemos es el Voto. Lo he dicho antes y lo repito: A Maduro ¡Solo la abstención lo salva!
Corto y Picante A Maduro ¡Solo la abstención lo salva! Por José Luis Farías
Lapatilla