Bajo este contexto, la producción promedio cerraría el año en unos 810.000 b/d y el repunte de ingresos se vería más favorecido por un entorno global de repunte en los precios de las materias primas.
La industria petrolera venezolana está viviendo una fragilidad y vulnerabilidad sin precedentes en el país. De hecho, un ejemplo de que la producción venezolana sufre una degradación de forma intermitentes de la capacidad productiva,
Esta situación, en buena medida se debe a fallas en la provisión de diluyentes, falta de taladros activos y barreras al financiamiento externo que derivan en estas caídas repentinas de la producción. ¿El resultado? Un techo (inestable) para la recuperación de la producción local
Otro elemento de vulnerabilidad es que el sistema financiero externo juega un rol clave en la estructura financiera de PDVSA para la obtención del efectivo resultante de las exportaciones petroleras,
Por todo ello, una mejora sin cambios estructurales derivará en que, durante el período -2024 el incremento de los ingresos proyectados por exportaciones petroleras sea de apenas 15% respecto al resultado que esperamos en 2023. Lo que demuestra que, operado por PDVSA y posibles nuevos aliados la capacidad de aumentar la producción está bastante limitada.
A pesar de este complicado contexto, al menos el cambio de tendencia desde el drástico descenso es una realidad. Luego de una caída del PIB de 80% desde 2013, mientras que el PIB petrolero un 3%, a la espera de que aumente un 10% en 2024.
Si planteamos opciones alternativas, en un escenario de recuperación a partir de la flexibilización de sanciones, y una modificación de la Ley de Hidrocarburos -que beneficie la participación de las firmas pro-occidentales en las empresas mixtas que hasta ahora mantienen la obligatoriedad de la mayoría accionaria de PDVSA en los proyectos- los ingresos por exportaciones petroleras podrían alcanzar un rango de entre USD 25.000 y 31.000 millones, con una producción promedio que se ubicaría entre 984.000 y 1.211.000 b/d, en un lapso de 12 meses luego de generados dichos cambios estructurales.
El escenario más optimista con una producción promedio cercana a las 1.100.000 b/d, si se prevée una tasa de crecimiento intermensual de la producción de 7,4% en el año, en el que alcanzaría los niveles de producción basándose en una comparación del hipotético proceso de recuperación de la industria venezolana en sus eslabones productivos
Aun así, dicho escenario puede ser excesivamente optimista por desconsiderar detalles domésticos del caso, como la casi completa paralización de los taladros y de la mayoría de los pozos por fallas de mantenimiento, luego de años de nula inversión y seguimiento profesional y técnico.
El otro escenario, un poco más moderado, con una producción promedio cercana a 1.000.000 b/d
considerando una inversión más recatada de las empresas mixtas por temores a un marco regulatorio débil y a los altos costos que podría implicar la recuperación de la industria, en un contexto de proximidad a la transición energética. Este escenario prevé aumentos intermensuales de producción del 2,85%, con un volumen para el cierre de año una vez aplicados los cambios estructurales de 1.090M bpd.
Es lamentable que la principal Industria del País está en la situación de precariedad que se encuentra hoy.