El Chavismo fue una decisiva fuerza política en aquel ya lejano, ingenuo y erróneamente esperanzado1998.
En pleno epílogo del siglo XX, un menestre inverosímil de intereses variados y alianzas yuxtapuestas, logró en tiempo récord acumular una altísima popularidad que cabalgaba sobre la promesa obsesiva de un maligno líder carismático, resentido, violento, corrupto e incapaz.
Proclamas de verbo enardecido y promesas incumplibles fueron calando poco a poco en el inmaduro subconsciente popular de nuestra gente injustamente empobrecida.
Edictos viscerales y desbocados que espetaba un caribeño Atila mitomaniaco, imbuido en unos vapores psicóticos y delirantes, que bajo una especie de influjo hitleriano, juraba cumplir a sangre y fuego el desmontaje total del régimen democrático fundado en 1958.
El “héroe del museo militar”, qué no fue más qué un tirador de paradas, energúmeno, improvisado, azaroso y sobre todo un sortario administrador de derrotas; arribó al paroxismo del populismo comunista cuando ofreció freír las cabezas de sus enemigos (AD, COPEI) en aceite caliente.
Esta falaz cortina de humo electorera (que jamás cumplió) le resultó harto rentable a este arrebatado mercader de ilusiones, que palmo a palmo se fue posesionando del cándido inconsciente colectivo.
El odio acumulado contra los partidos políticos tradicionales fue la veta que explotó este mercachifle farisaico de feria pueblerina; y a través del rencor macerado de nuestros sectores populares, la ancestral e incontenible envidia al emprendedor próspero, y la siembra de una calculada división clasista; este ignaro aspirante a sanguinario cacique de montonera, conquistó el alma común de una buena parte del inocente y desprevenido pueblo venezolano.
En este proceso escalonado pero dinámico, el Idi Amín Dada de Sabaneta, logró en menos de 5 años desmontar el ya frágil andamiaje institucional de la democracia representativa, y también logró controlar a placer un sistema judicial decadente, un consejo electoral envejecido, y la nada reticente fuerza armada nacional, siempre más que dispuesta a abrir sus cálidos brazos, y deponer el amenazante fusil al mejor postor rentista que le ofreciera el paraíso prometido de una buena tajada del presupuesto nacional.
Aquí el chavismo coronó una base social de electores fieles, con un marcado acento demandante y clientelar.
Una gruesa masa votante enteramente dependiente de las dádivas que asignaba el aparato burocrático del manirroto estado chavista, una muchedumbre obediente y fiel al sistemático llamado electoral de su casta enquistada.
El quiebre estructural del Chavismo acontece producto de dos imprevisibles factores cruciales y determinantes:
1) La abrupta caída de los precios de la cesta petrolera venezolana en los mercados internacionales.
2 ) La inesperada desaparición de su jefe, imagen, inspiración y fundador.
Dos eventos “sobrevenidos” e inesperados que el chavismo ha sorteado a fuerza de aplicar de un plan general de hambre indiscriminada, para evacuar a la población civil potencialmente reclamante, y un brutal proyecto de represión selectiva de militares, estudiantes, líderes políticos, directivos de ongs y dirigentes sindicales.
Pero cómo no hay hora que no se cumpla, ní tiempo histórico que no se acabe; el sueño chavista transmutó en una insoportable pesadilla hambreadora, criminal, mafiosa, narcotraficante y genocida que aqueja hoy a su propio conglomerado de sostén electoral.
El chavismo cúpular lleno de riquezas malhabidas, va recién comprendiendo su indetenible proceso de caída en terapia intensiva política, y recurre desesperadamente al manoseado instrumento del chauvinismo nacionalero, para intentar cómo último recurso, unificar algo del remanente de su base social perdida.
El “referendo Esequibo” no es sino otro fraude electorero que pretendió usar un cúmulo de mitológicas y primitivas emociones venezolanitas, en favor del rescate electorero del narcorégimen, dada la mayúscula paliza electoral que le propinó en las primarias opositoras María Corina Machado a ambas clases políticas periclitadas.
Convocatoria fallida y escuálida, que quedó ampliamente demostrada en el vacío unánime de las filas en los centros de votación designados para este nuevo montaje teatral rojo.
El Chavismo quería mostrar “musculo”, y quedó desnudo en la alabastrina blanquead de sus huesos quebradizos, que a todos nos evidenció la desnudez política de una maquiavélica (con el perdón del Maquiavelo) élite narcoterrorista, que se sabe atrapada y sin salida, en su sanforizada jaula dorada.
Esté movimiento diabólico que destruyó nuestro país, pasó de anónima logia militar, a un movimiento conspirativo, a un germen electoral, a un partido de masas, a una obligante militancia subsidiada, a una monarquía socialista norcoreana, a una escueta reunión de funcionarios inquisidores ordenando votar a unas huestes espectrales.
Lo que una vez fue un fenómeno de masas hoy sencillamente ya NO existe.
El falso referéndum Esequibo es la capilla ardiente donde estamos velando el cadáver insepulto del socialcomunismo ramplón qué se autoaniquila a la vista de todos.
Un velatorio ansiado y esperado por 32 millones de almas que claman un cambio total en la conducción económica, política y social de nuestro país.
La pregunta oportuna y coyuntural es la siguiente :
¿Podemos decretar la definitiva muerte política del chavismo como expresión política de masas?
Esta interrogante puede despejarse por la inmediata muestra conductual de lo que resta de sus decepcionados y desmoralizados militantes.
Ciudadanos comunes y corrientes, que aún poniendo en riesgo su bolsa mensual de comida, y su inútil su cargo público, igual no respondieron positivamente al enfático llamado militar de sus obesos gerifaltes.
La carestía que trascurren los chavistas de a pie, dió ayer al traste con aquella máxima increíble del resonado: “Con hambre y desempleo, con el innombrable me resteo!”.
No se resteaban nunca de gratis con “El galáctico” y no lo harán ahora menos, con el desangelado y desprovisto actual.
Por tanto, el “issue” central del fallecimiento político del chavismo puede darse cómo un hecho material incontrovertible, visto lo visto ayer.
El Chavismo fue muerto él 3-D, y ellos mismos lo han aniquilado de una reumática muerte inducida por mengua estructural.
Queda pendiente queridos lectores la interrogante de cómo evacuar eficazmente a esta “flor y nata” del crimen organizado transnacional
Queda como tarea ejecutar el mandato obligante del pueblo humilde nos enseñó y que ayer todos logramos apreciar claramente
Curiosa extrañeza, esa inusual seguridad enajenada, de como los malignos elucubrantes están absolutamente persuadidos, que todos sus proyectos infernales les saldrán siempre bien.
Miguel Méndez Fabbiani.
Director del Centro Internacional de Derechos Humanos, Justicia y Libertad.