Una ciudadana estadounidense del estado de Texas se ha visto obligada a viajar a otro estado para abortar después de que el Tribunal Supremo texano pausase el dictamen de una corte inferior que le permitía someterse al procedimiento a pesar de las grandes restricciones estatales respecto al aborto.
Por El Mundo
Kate Cox, embarazada de 20 semanas, “no podía esperar más” debido a que “su salud estaba en juego”, según un comunicado de los abogados del Centro de Derechos Reproductivos de Estados Unidos.
Poco después de que abandonase el Texas, el Supremo terminó de tumbar la decisión del tribunal inferior tras alegar que el médico de Cox no había manifestado “de buena fe” si su estado de salud cumplía los requisitos de la ley para permitir la intervención, según ha informado la cadena CBS News.
Cox había pedido una exención médica debido a que su feto presenta el llamado “síndrome de Edwards” o trisomía 18, una anomalía fatal en un porcentaje muy elevado de casos. Según sus médicos, era improbable que “el embarazo terminase con un bebé sano” y que cualquier “complicación grave” pondría en peligro su vida y su “fertilidad futura” debido a que ya se había sometido a dos cesáreas.
La demanda presentada ante el tribunal aseguraba que los médicos tenían “las manos atadas” y que solo podía esperar a que el feto muriese en su vientre o llegar hasta el parto “solo para ver a su bebé sufrir hasta la muerte”.
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