¿Cómo fue que un referendo que, en un principio, fue vendido a la población como “no vinculante” resulta que ahora, después de una burda manipulación de los resultados, es la principal justificación que está utilizando el régimen de Nicolás Maduro Moros para crear un nuevo Estado Esequibo, una Ley Orgánica que lo regula y todo un estado de conmoción internacional para recuperar a la fuerza el territorio en reclamación?
Podemos hacer muchas conjeturas acerca del porqué este referendo terminó siendo vinculante para el régimen, a diferencia de las Consultas Populares de 2017 y 2020, que hasta la misma oposición oficial ignoró y señaló como “no vinculantes” a pesar de que cada una tuvo una participación verdadera –no imaginaria como la del 3 de diciembre- de 7,5 y 6,4 millones de venezolanos respectivamente.
Desde la aprobación de la actual Constitución vigente en 1999, el pueblo puede ejercer directamente su soberanía (Artículo 5) a través de los mecanismos previstos en ella (Artículo 70). El caso es que el régimen siempre ha decidido en última instancia en qué casos una consulta al pueblo se debe acatar o no. Pues bien, aunque el pueblo no los acompañó el 3 de diciembre, constatado en los hechos por una total ausencia de electores en los centros de votación, decidieron fundamentar con unos votos que los venezolanos NO LES DIMOS, pasar por encima de nosotros para generar un conflicto con Guyana.
Todo el mundo concluyó, incluyendo este modesto bloguero de las redes, que este movimiento era una salida desesperada para crear un estado de emergencia que le permitiera al régimen suspender indefinidamente las elecciones previstas para el 2024. Pero luego de abrir un poco más el marco de la fotografía, y considerando en el análisis todas las fuerzas internacionales en juego, pareciera que esta explicación resulta ser muy superficial y que oculta un mar de mucho más fondo del que se ve a primera vista, aunque la electoral pueda ser una de las primeras consecuencias.
Crear un escenario de beligerancia por el Esequibo, donde saben que no estarían acompañados por la casi totalidad de sus aliados históricos, comenzando por Cuba, el Caricom y ahora el Brasil de Lula Da Silva, todo esto sin contar con China, que tiene inversiones impresionantes en Guyana, debe tener una explicación más sólida que simplemente eludir las elecciones.
El negocio de la guerra ha sido uno de los más grandes de la humanidad en todos los tiempos. De allí salieron fortunas que todavía son visibles y determinantes en el mundo actual desde la Segunda Guerra Mundial. Sin necesidad de llegar a una guerra, el solo hecho de crear la posibilidad de una, genera movimiento económico de defensa, de armas, de transporte, de comunicaciones, de construcción y proyectos. Y si a eso se añade la disposición de posibles socios como Irán y Rusia, bien dispuestos a colaborar con el régimen a cambio de fortalecer su presencia en la región, de cara a su guerra eterna en contra los valores de occidente, en especial los EEUU, la mesa está bien servida.
¿En qué nos veríamos beneficiados los venezolanos de eso? En nada. Pero al régimen se le abriría una nueva fuente de financiamiento de largo plazo a esa “posible guerra”, que les daría oxígeno para permanecer en el poder durante el tiempo que deseen. Establecerían bases de esos países en nuestro territorio, cuya sola presencia les daría la seguridad de permanecer en el poder frente a una posibilidad de intervención armada.
¿Y las elecciones del 2024? Bien gracias. Podrían, como ya lo están pensando, alargar el período presidencial de Maduro por los años que les plazca en su Asamblea Nacional ilegítima, o simplemente modificar la Constitución para decidir que las elecciones en Venezuela sean de segundo grado, como en Cuba, donde el presidente lo pone la Asamblea. ¿Y el pueblo? Ya lo vieron ustedes el 3 de diciembre: no lo necesitan. Llaman a una elección, y sin importar que no vaya nadie, ya tienen con el CNE la fábrica de los millones de votos que requieren.
Para enfrentarse a esta nueva estrategia continuista del régimen, no basta con tener un verdadero candidato dispuesto a fajarse con ellos en una elección, y buscando quienes cuiden los votos en el país, porque como verán, el tema no se está decantando por medirse electoralmente con el régimen. Ya saben que por esa vía perderán estrepitosamente, y por eso decidieron no contarse.
Pero no solo están dando los pasos para evitar medirse, sino para sostenerse después de eso, lo que la hace una estrategia mortal para nosotros. Poco les importarán las sanciones y llevarse por el medio a quien sea, violando los Derechos Humanos de los venezolanos. Saben que deben conseguir un nuevo escenario geopolítico donde ellos sean el centro inamovible de la estabilidad política de la región. Con eso logrado, nadie los sacará del poder porque quienes se encargarán de que eso no pase serán las potencias en pugna mundialmente.
Pero todo eso lo tienen que montar rápido, antes de las elecciones de los EEUU. Los equilibrios internacionales son delicados y tienen, a partir de ahora, menos de un año de un cambio sustancial en los EEUU para lograrlo. Pero así como ellos, también la oposición verdadera deberá moverse en consecuencia.
Ante esa realidad, ya dejó de funcionar la estrategia opositora de esperar que el régimen se mida electoralmente, porque así lo acordaron en una mesa de negociación en Barbados. De hecho una prueba de eso es que ya el régimen rompió los acuerdos al embestir nuevamente en contra de la oposición, persiguiendo y desapareciendo a importantes colaboradores de la candidata María Corina Machado.
Desde la oposición legítimamente electa del país, ya es hora de comenzar a darle más peso al rol de liderazgo de una oposición en resistencia, producto de la elección del 22 de octubre, que al de una candidatura presidencial. Este último llegará cuando se pueda garantizar que el régimen finalmente entre por el riel electoral. Esta sería la disyuntiva opositora del Esequibo. Al fin y al cabo fue por ese rol de liderazgo que la candidata se postuló a las elecciones primarias en primer lugar. Ya es hora de ponerle caro al régimen huirle al pueblo venezolano…
Caracas, 14 de Diciembre de 2023
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