El ejército israelí anunció este domingo que intensificó sus operaciones contra el movimiento islamista Hamás en el sur de la Franja de Gaza, pese a los llamados de Estados Unidos, su aliado, de proteger a los civiles palestinos.
Después de la ciudad de Gaza, “estamos virando hacia el sur y concentrando nuestras principales operaciones en otro bastión de Hamás, Jan Yunis”, afirmó Jonathan Conricus, un portavoz del ejército, a la cadena estadounidense Fox News.
Cientos de miles de desplazados del norte del estrecho territorio se refugiaron en esta ciudad, donde nació el líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, y que acoge su centro de poder.
Israel considera a Sinwar como el máximo responsable del ataque del 7 de octubre, en el que milicianos de Hamás mataron a cerca de 1.140 personas en suelo israelí, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras israelíes. Ese día, los islamistas también secuestraron a unas 240 personas, de las cuales 129 siguen cautivas en Gaza.
En respuesta, Israel prometió “aniquilar” a Hamás y lanzó una ofensiva terrestre y aérea contra el territorio palestino, gobernado por el grupo islamista desde 2007.
Según Hamás, considerado como organización terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, más de 20.000 personas, en su mayoría mujeres y niños, murieron hasta ahora en la guerra.
Durante una llamada telefónica, el presidente estadounidense, Joe Biden, instó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a “proteger a la población civil”.
Estados Unidos sigue expresando su férreo apoyo a su histórico aliado, pero insiste cada vez más para que el país baje la intensidad de su ofensiva y lleve a cabo operaciones más focalizadas hacia los dirigentes de Hamás.
El ejército israelí anunció que nueve soldados fallecieron el sábado en combates en Gaza, elevando a 152 el número de efectivos que murieron en la Franja desde el inicio del conflicto.
– Un 80% de la población de Gaza es desplazada –
En el centro de Gaza, equipos de rescate trataban de sacar a personas de un edificio destruido en Deir al Balah.
“Estaba rezando cuando se produjo una gran explosión. Los escombros nos cayeron encima. No sabía qué había pasado”, recordó Yazan Moqbel, un herido cuya hermana seguía bajo los cascotes.
Israel niega atacar directamente a civiles y asegura que la guerra en contra de Hamás es clave para que no vuelva a ocurrir una matanza como la que tuvo lugar el 7 de octubre.
Los bombardeos apenas cesaron una semana desde entonces, cuando ambas partes acordaron un alto el fuego a finales de noviembre en el que intercambiaron 105 rehenes retenidos en Gaza por 240 prisioneros palestinos.
Tanto Jabaliya y la ciudad de Gaza, en el norte, como Jan Yunis, en el extremo sur, volvieron a ser blanco de bombardeos este domingo, según Hamás.
Cerca del 80% de los 2,4 millones de habitantes de Gaza se ha visto desplazada por los combates, según la ONU.
La situación en este territorio, asediado completamente por Israel desde el 9 de octubre, es catastrófica. La mayoría de los hospitales están fuera de servicio y la población enfrenta altos niveles de inseguridad alimentaria, según la ONU.
Pero Netanyahu, en la llamada con Biden, “dejó claro que Israel seguirá la guerra hasta que todos sus objetivos sean alcanzados”, informaron las autoridades israelíes.
El ejército israelí afirmó el sábado haber capturado a “más de 200 terroristas” en la última semana y “más de 700” desde el inicio del conflicto.
– “Queremos un cese el fuego” –
Netanyahu, el primer ministro israelí que más tiempo lleva en el cargo, mantuvo ásperas relaciones con varios presidentes estadounidenses.
Pero los desacuerdos sobre cómo se libra la guerra en Gaza, cuándo terminará y qué ocurrirá el día después, han tensado aún más los lazos.
Washington permitió aprobar el viernes una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, en el que se pedía a Israel autorizar el envío “inmediato, seguro y sin obstáculos” de ayuda vital a Gaza “a gran escala”.
Las potencias mundiales discutieron durante días sobre las palabras que se usarían en el texto y, ante la insistencia de Washington, prefirieron no incluir el término “alto el fuego” y pusieron “crear las condiciones para un cese duradero de las hostilidades”.
Los gazatíes entrevistados por la AFP se mostraron críticos con la comunidad internacional.
“En lugar de (…) aumentar las entregas de ayuda, dejen de apoyar a Israel y de suministrarle armas, (…) detengan la guerra y dennos la paz”, espetó Rami al Jalut, un habitante del norte de Gaza que tuvo que huir a Rafah, en el sur.
La resolución “refuerza la decisión de Israel de matar a más civiles y prolonga la guerra contra este pueblo a cambio de un poco de comida”, criticó.
Mahmud al Shaer, otro habitante, añadió: “No queremos comida, queremos un cese el fuego”.
AFP