Incertidumbre. Esa es la palabra que describe el común denominador entre los pocos viajeros que en la noche del martes y el amanecer del miércoles arribaron al aeropuerto José Joaquín Olmedo de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, en medio de una jornada violenta que llevó al presidente del país, Daniel Noboa, a declarar el “conflicto armado interno”.
“En Ecuador hay estado de excepción. La gente no puede movilizarse en ciertas horas. Comuníquense con algún conocido para que busquen otra opción de transporte desde el aeropuerto. Tengan cuidado”, fue la instrucción que espontáneamente dio un aeromozo mientras acomodaba a quienes abordaron el único avión que despegó cerca a las 23.00 hora local del martes ( 02.00 GMT) desde Bogotá hacia la segunda urbe más importante de Ecuador.
En las pantallas del aeropuerto Internacional El Dorado, en la capital colombiana, se podía leer “cancelado” en alusión a los demás vuelos hacia la ciudad costera, lo que hacía evidente la tensa situación que se vivía en Ecuador.
“Primeros vuelos cancelados en Ecuador: JetBlue cancela sus vuelos desde Fort Lauderdale y Nueva York hacia #Guayaquil”, anunció una cuenta “dedicada a la aviación y el análisis de la industria aérea” en X (antes Twitter).
También, un vuelo de la aerolínea KLM, procedente de Ámsterdam y con destino final en Guayaquil, se quedó en Quito y tiene previsto reanudar el trayecto este miércoles, aseguraron medios ecuatorianos.
Otras aerolíneas informaron de que “la operación en los próximos días estará sujeta a la evolución de la situación de orden público”.
Bienvenidos a Guayaquil
Pasadas dos horas de vuelo, desde el aire Guayaquil se veía tranquila como consecuencia de la orden dada por Noboa a las Fuerzas Armadas de realizar acciones militares para devolver la calma, luego de que un grupo armado ocupara el martes durante varias horas el canal público local TC Televisión y de que se produjeran actos violentos en la capital del país, Quito, y otras ciudades.
Al aterrizar, en el aeropuerto José Joaquín Olmedo había pocos aviones y no se evidenciaba un operativo de seguridad fuera de la normal.
“Me dicen que uno no puede estar en la calle”, manifestó a EFE Yecenia, una joven venezolana que reside en Ecuador desde hace cinco años y que había viajado a su país a visitar a la familia en Navidad.
Mientras se comunicaba por WhatsApp con un conocido para saber cómo podía transportarse hacia su domicilio en pleno toque de queda, comentaba: “esta situación la pone a una nerviosa y sin saber qué hacer”.
“Hoy estuvo todo muy complicado. No fue fácil. No se sabe qué va a pasar”, reflexionaba un funcionario de Migración Ecuador a modo de reporte, luego de escuchar el motivo del viaje a Guayaquil: “Vengo por trabajo. Soy periodista”.
Afuera del aeropuerto unos pocos prestadores del servicio de transporte informaban a los recién llegados sobre lo ocurrido.
“Lo que pasó en ese canal de televisión fue para asustar a la gente. Cerraron el acceso al aeropuerto unas dos horas. Yo entro a trabajar a la una de la tarde y me tocó esperar en una gasolinera porque no podía transitar”, describió Gabriel, un conductor que en dieciocho años de servicio nunca había vivido algo parecido.
Esto, agregó, “no había pasado nunca. Lo que ocurrió en Guayaquil solo pasa en las películas, pero los delincuentes no tenían experiencia. Es pura gente joven. Ya la policía los agarró”.
El caos se desató ayer cuando un comando formado por trece individuos fuertemente armados que portaban rifles de alto poder, granadas y explosivos, irrumpió en el canal público de Guayaquil TC Televisión en momentos en los que se transmitía en vivo un programa informativo.
Los asaltantes amenazaron a los periodistas y les exigieron que pidieran al presidente Noboa que no enviara a la policía.
Finalmente, agentes de élite entraron en las instalaciones, detuvieron a los delincuentes y liberaron a los rehenes.
La operación de rescate no dejó víctimas. Sin embargo, el pánico se apoderó de Guayaquil, en donde al menos ocho personas murieron y dos quedaron heridas cuando encapuchados dispararon a transeúntes y vehículos, y tomaron a la fuerza un tienda de abastecimientos.
Por este motivo, en la madrugada de hoy las calles de Guayaquil estaban desiertas. En las vías que llevan del aeropuerto a la zona más cercana de hoteles solo un hombre desafiaba, caminando rápidamente por la mitad de la vía, el primer estado de excepción decretado en el Gobierno de Noboa, que regirá durante sesenta días e incluye un toque de queda entre las 23.00 y las 05.00 en todo Ecuador.
EFE