Ya sabemos que lo que comemos afecta a nuestro cuerpo. Ahora, un creciente número de investigaciones sugiere que nuestras elecciones alimentarias también pueden afectar a nuestra mente.
Por Infobae
El campo emergente de la psiquiatría nutricional se centra en cómo el consumo de determinados alimentos puede mejorar nuestra salud mental. Algunas investigaciones sugieren que una variedad de alimentos puede ayudar a mejorar el estado de ánimo, la cognición e incluso reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad.
“Una dieta ansiolítica puede ser una herramienta muy poderosa para mejorar nuestro bienestar mental”, afirmó Uma Naidoo, psiquiatra nutricional y directora de psiquiatría nutricional y de estilo de vida del Hospital General de Massachusetts. “Es una de las muchas formas en que podemos ayudar a calmar la mente”, agregó.
En su nuevo libro, Calma tu mente con la comida: Una guía revolucionaria para controlar su ansiedad, Naidoo exploró la conexión intestino-cerebro. Dice que a veces a sus pacientes les cuesta creer que el intestino -tan distante en el cuerpo del cerebro- pueda desempeñar un papel en su salud mental. Pero el intestino y el cerebro mantienen una conversación constante sobre la digestión, el apetito e incluso el estado de ánimo.
Los científicos conocen desde hace tiempo esta estrecha conexión, y algunos incluso se refieren al intestino como “el segundo cerebro”, explicó Naidoo. El nervio vago, que nace en el cerebro y se extiende por el abdomen y los intestinos, ayuda a explicar por qué a menudo experimentamos sensaciones de ansiedad en el estómago. Otro vínculo entre el intestino y el cerebro es la serotonina, un importante neurotransmisor que afecta al estado de ánimo y se produce sobre todo en el intestino.
Más recientemente, el eje intestino-cerebro, que es la red de comunicación entre el sistema nervioso central y nuestros microbios intestinales, se ha convertido en un punto focal para los investigadores que estudian el vínculo entre la salud mental y el microbioma. Un desequilibrio en nuestra microbiota intestinal se ha asociado con la ansiedad y la depresión.
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