Los aspirantes presidenciales Nikki Haley y Ron DeSantis se enfrentaron este miércoles en un tenso duelo centrado en inmigración, política exterior, economía doméstica y, sobre todo, en el ausente Donald Trump, durante un quinto debate republicano que se antoja crucial de cara al inminente inicio de las primarias electorales en Estados Unidos.
Por CNN
La cita fue organizada por la cadena CNN en Des Moines, Iowa, cuyos caucus o asambleas electorales inaugurarán el año electoral el próximo 15 de enero. Tanto en ese estado rural como en Nuevo Hampshire, la exembajadora ante la ONU y el gobernador de Florida competirán ferozmente por el segundo puesto – según sondeos- por detrás del expresidente Trump, el gran favorito a llevarse la nominación presidencial partidista a los comicios de noviembre próximo.
Ambos aspirantes no perdieron el tiempo en atacarse mutuamente y desde el comienzo, abundaron los reproches entre uno y otro.
El gran ausente, Donald Trump, también salió a relucir desde el inicio del debate, junto a la sorpresiva salida de la carrera presidencial del hasta ahora mayor crítico del expresidente en la carrera por la nominación republicana, el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, quien el miércoles advirtió que “cualquiera que no esté dispuesto a decir que Trump no es apto para ser presidente de EEUU tampoco es apto para ser presidente de EEUU”.
Al defender su valía como alternativa a Trump, tanto DeSantis como Haley insistieron en que es hora de un cambio.
“Donald Trump se presenta por sus propios asuntos, Nikki Haley se presenta por los asuntos de sus donantes, yo me presento por ustedes”, indicó Ron DeSantis. Haley fue más directa: “quisiera que Donald Trump estuviera aquí en este escenario; es él contra quien me estoy postulando”, apuntó con sorna en referencia a su continuo ascenso en las encuestas por encima del gobernador de la Florida.
Los dos precandidatos coincidieron en la “distracción” que representa la polémica alrededor del exmandatario, acusado de intentar revertir los resultados de las elecciones de 2020 y de ser responsable del asalto al Capitolio. “El 6 de enero fue un día terrible y creo que el presidente Trump tendrá que responder por ello”, advirtió Haley. “Biden ganó esas elecciones”, zanjó.
Tanto Haley como DeSantis insistieron durante sus intervenciones en la necesidad de una política migratoria más dura con los indocumentados, que ponga fin a las entradas irregulares por la frontera sur con México.
“Construiremos el muro y cobraremos aranceles sobre las remesas que se envían para construirlo”, aseveró Ron DeSantis al asegurar que terminaría el trabajo que el expresidente Trump prometió y no completó.
Por su parte, la exgobernadora de Carolina del Sur abogó por recuperar el programa “Permanecer en México”, para “que nadie siquiera pise suelo estadounidense” y defendió una nueva práctica: “atrapar y deportar”. También reiteró sus denuncias al demócrata Joe Biden y los “incentivos” que, según dijo, ofrece su administración a inmigrantes ilegales.
Política exterior y doméstica a debate
La exembajadora ante la ONU resaltó además su experiencia ejecutiva en la escena internacional, en contraste con la de su contraparte. “Estuve en la ONU y traté con Rusia, China e Irán todos los días”, insistió, al tiempo que defendió la necesidad de continuar apoyando a Ucrania en su guerra contra Rusia.
“A Nikki le importa más la frontera de Ucrania que la nuestra”, ripostó Ron DeSantis, al insinuar que su contrincante debe enfocarse más en los asuntos internos antes de asistir a otros.
El gobernador de Florida resaltó la necesidad de abordar el futuro de la economía. “El sueño americano se está escapando”, denunció. “No quiero tener que ir con el rabo entre las piernas a Venezuela o a Arabia Saudita, como ha hecho Biden, a mendigar combustible”, agregó DeSantis.
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