Carlos Sáinz afrontaba los 175 kilómetros de la etapa final del Dakar con un enorme margen para ganar el Dakar, sin necesidad de arriesgar, solo con el objetivo de llegar a meta después de que Loeb sufriera un problema que le dejara fuera de la lucha. “Conozco esta carrera lo suficientemente bien como para saber que nada se gana antes de la meta, así que primero nos centraremos en terminarla”, señaló Sainz tras la penúltima etapa que podría coronarlo como el rey del desierto. Pocas horas después el madrileño lograba su cuarto título del rally más exigente del mundo y a sus 61 años se convirtió en el piloto más longevo en lograrlo. Además, ha sumado dos más a su larga lista de récords: ser el primero en imponerse en la prueba con un coche electrificado e híbrido y ganarlo con cuatro marcas distintas.
Por larazon.es
Los coches que han competido compiten en el Dakar son enormes, pesados y muy robustos. Unas máquinas todoterreno sobre las que ha sobresalido el Audi RS Q e-tron y su mecánica eléctrica, una de las propuestas más avanzadas y con la que el español Carlos Sainz ha hecho historia. ¿Cómo funciona este tanque sobre ruedas?
Las claves de la bestia electrificada de Dakar
La longitud no impresiona, 4,67 metros de largo, pero sí tanto la anchura como la altura: 2,3 metros de ancho y casi dos de alto. Las ruedas sobresalen también por sus dimensiones y se alzan casi un metro del suelo, y todo el coche está bien separado del piso, en torno a 40 centímetros.
La cabina incluye puertas de apertura vertical o alas de gaviota, que permiten acceder a los dos asientos del interior y a la colección de pantallas y botones que inundan el espacio y permiten controlar todas las funciones y parámetros. Y para entrar, normalmente se utiliza algún tipo de plataforma a modo de escalón, porque el hueco de la puerta está tan alto que cuesta llegar.
La planta motriz es otro elemento llamativo, porque se trata de una mecánica eléctrica, pero diferente a lo habitual. Incluye dos motores eléctricos, uno por eje de ruedas, que aportan la tracción 4×4. Y también un propulsor de gasolina, 2.0 turbo de cuatro cilindros, que funciona a modo de generador, recargando la batería en marcha.
Una joya en eficiencia y tecnología
El Audi RS Q e-tron es una auténtica maravilla tecnológica. El vehículo, diseñado por el argentino Juan Manuel Díaz, utiliza dos motores eléctricos, uno en cada eje, y un convertidor de energía. Este último se compone de un motor de combustión interna alimentado por combustible sintético que trabaja junto a un tercer motor eléctrico para recargar la batería.
Cuenta con un tren motriz eléctrico y con un sofisticado sistema de tracción completamente diferente al de los vehículos convencionales que compiten en el Dakar. El coche se mueve siempre con los motores eléctricos, porque el de gasolina no está conectado a las ruedas. Este se alimenta con un combustible sostenible, que procede de residuos y reduce las emisiones hasta un 60% en comparación a si se utilizara un carburante convencional.
La caja de cambios tiene una sola marcha y simplifica la conducción, porque el piloto no tiene que seleccionar las diferentes relaciones que componen un cambio tradicional. Los motores eléctricos del eje delantero y trasero se alimentan de la energía almacenada en una batería de alto voltaje, que tiene 52 kWh de capacidad. La batería va instalada en el centro del coche y pesa 370 kilogramos.
La potencia total llega a 383 CV, que es el máximo que permite el reglamento, y, junto con un peso de 2.100 kilos (sin piloto ni copiloto), aporta una relación entre peso y potencia de 5,48 kilos por CV. No es una ratio especialmente elevada, y se ve mejorada de hecho por la que ofrecen varios deportivos de calle.
Sin embargo, la fuerza instantánea que ofrecen los motores eléctricos, que a diferencia de los de combustión rinden su máximo desde casi el ralentí, permite mover el peso con gran soltura y ofrecer una aceleración que sí resulta contundente: de 0 a 100 km/h en apenas 4,5 segundos, y eso sobre terreno suelto o deslizante.
Al igual que la potencia, la velocidad máxima está autolimitada por el reglamento de la competición a 170 km/h.
El propulsor de gasolina es una derivación del que Audi utiliza en el DTM, el campeonato alemán de turismos, mientras que los eléctricos proceden de la Fórmula E o eléctrica. Bajo los paneles de la carrocería se encuentra el esqueleto interno al que se ancla toda la mecánica. Se trata de una jaula de tubos de acero mezclada con otros elementos estructurales realizados con fibra de carbono reforzada.
El resultado es una rigidez a toda prueba que, como sucede en los coches de rallies, permite que el modelo supere los accidentes más escalofriantes sin sufrir apenas abolladuras ni otros daños aparentes.
En cuanto a los ‘zapatos’ que calza este Audi RS Q-etron para imponerse en el desierto, la compañía ha instalado una evolución de los neumáticos BF Goodrich, más resistentes a los pinchazos, aparte de equiparlos con unas llantas más resistentes para alojarlos. Una gran innovación son los nuevos elementos de anclaje que dejan más espacio para que las piedras salgan despedidas con mayor facilidad.
Las luces, por último, son tiras de led, que combinan alto poder lumínico, bajo peso y mínimo consumo.
Toda una maravilla tecnológica al servicio del piloto más veterano de la parrilla y que le ha llevado a lo más alto del podio una vez más.