Entre 400 y 500 dólares mensuales gasta en promedio un estudiante de la Universidad de Los Andes residenciado en la ciudad de Mérida para cursar estudios de pregrado, mientras que la beca que otorga la Opsu sigue siendo de apenas 5 dólares mensuales y es asignada a través de la plataforma Sistema Patria.
Jesús Quintero / Corresponsalía lapatilla.com
Si de un alquiler en una residencia estudiantil se trata, los costos pueden variar entre 30 y 50 dólares, dependiendo de la ubicación de la misma y los servicios que incluye como conectividad a internet, televisión por cable, baño privado o compartido, cocina, entre otros.
Ahora si es un alquiler en otro tipo de casa o apartamento, los costos aumentan y varían entre 70 y 150 dólares por persona.
Entre tanto, movilizarse en la ciudad para ir desde el lugar de residencia, si no es céntrico, hasta la facultad, bien sea en La Hechicera, casco central o Campo de Oro, incluyendo a quienes viven en municipios vecinos como Campo Elías, Santos Marquina o Sucre, y no en la zona metropolitana de la ciudad, pueden gastar más de 50 bolívares diarios (más de 1,5 dólar) en transporte.
Dependiendo de la distancia y la cantidad de unidades que deban utilizar, sumaría promedio 33 dólares mensuales. Muchos estudiantes prefieren caminar para abaratar costos y rendir el dinero, ya que desde hace varios años no cuentan con el beneficio del pasaje preferencial estudiantil.
Para cubrir gastos propios de la carrera como materiales de impresión, copias, comprar otros artículos para exposiciones e implementos de uso diario, dependiendo la carrera, deben destinar más de 50 dólares.
Comer en la calle resulta bastante costoso para un estudiante, porque al día promedio podría gastar más de 7 dólares entre un desayuno de dos empanadas y una malta, y un almuerzo popular.
Mientras tanto, el comedor universitario registra más de tres años fuera de servicio y era la Oficina de Planificación para el Sector Universitario que se encargaba de dotar proteínas para la alimentación de la población estudiantil.
Y para nadie es un secreto que la crisis económica ha golpeado severamente a los venezolanos en los últimos años, y los padres hacen sacrificios importantes para que sus hijos en edad universitaria continúen sus carreras y se gradúen, a pesar de la adversidad y las limitaciones.
Un importante porcentaje de los estudiantes son foráneos, es decir, provienen de ciudades o estados vecinos a Mérida. También hay quienes vienen del centro u oriente del país y seleccionan la ULA, porque a pesar de la situación, mantiene la calidad y el nivel de exigencia en enseñanza con profesores altamente calificados que, aunque ganan salarios de miseria, no abandonan la academia y trabajan con vocación de servicio formando a los estudiantes que serán en unos años los profesionales del mañana.
Algunos jóvenes en sus tiempos libres dentro de los espacios universitarios venden tortas, galletas, jugos, café y helados para sumar un ingreso extra.
La matrícula promedio de estudiantes universitarios es de aproximadamente 22.000 entre cursantes de pregrado y postgrado, aunque en muchos casos no logran dar continuidad y mucho menos terminar con éxito la carrera, debido a que deben trabajar horarios completos para r alimentarse y cubrir gastos cuando no se cuenta por completo del apoyo económico familiar que les permita dedicarse en un 100 % a la actividad académica.