El Departamento de Defensa publicó este lunes los nombres de los tres militares estadounidenses fallecidos en un ataque de un dron suicida en territorio jordano y elevó a 40 el número de heridos.
Los fallecidos son el sargento William Rivers, 46 años y originario de of Carrollton, Georgia; el especialista Kennedy Sanders, de 24 años y oriundo de Waycross, Georgia, y la especialista Breonna Moffett, de 23 años y procedente de Savannah, Georgia.
Los tres estaban encuadrados en la 718ª Compañía de Ingenieros, una unidad de reserva del Ejército de Tierra con base en Fort Moore, Georgia, explicó en una comparecencia la subsecretaria de Prensa del Pentágono, Sabrina Singh.
En cuanto a la cifra de heridos, Singh explicó que “la cifra seguirá fluctuando” debido a la influencia de las denominadas “lesiones cerebrales traumáticas” que hacen que los síntomas aparezcan más tarde. “Este número puede que siga aumentando”, indicó.
La última cifra oficial ofrecida por el Comando Central de las Fuerzas Armadas estadounideses apuntaba a 34 heridos en este ataque, ocurrido en la noche del sábado al domingo en la base de la base denominada Tower 22, situada en el lado jordano de la frontera entre Jordania y Siria.
El ataque fue reivindicado por el grupo Resistencia Islámica de Irak y Washington considera que ha sido obra de milicias apoyadas por Irán, por lo que ha advertido de que habrá una respuesta.
Por su parte, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, fue claro al afirmar que los responsables pagarán las consecuencias por la muerte de tres soldados.
Es la primera vez que personal militar estadounidense muere desde que los grupos terroristas respaldadas por el régimen de Irán iniciaron una campaña de ataques a mediados de octubre en respuesta a la guerra de Israel contra el grupo terrorista Hamas en Gaza. El lugar del ataque se encuentra cerca de la guarnición de Al Tanf, en el sureste de Siria, donde las fuerzas estadounidenses han colaborado con socios locales en la lucha contra los militantes del Estado Islámico.
Este atentado supone una escalada significativa de una situación ya precaria en Medio Oriente. Según las autoridades, el avión no tripulado fue disparado por militantes apoyados por Irán y parecía proceder de Siria. “Aunque todavía estamos recopilando los hechos de este ataque, sabemos que fue llevado a cabo por grupos militantes radicales respaldados por Irán que operan en Siria e Irak”, dijo Biden.
El mandatario prometió contraatacar. “No tengan ninguna duda: haremos que todos los responsables rindan cuentas en el momento y la forma que elijamos”.
“Jill y yo nos unimos a las familias y amigos de nuestros caídos -y a los estadounidenses de todo el país- en el dolor por la pérdida de estos guerreros en este ataque despreciable y totalmente injusto”, dijo Biden en el comunicado de la Casa Blanca. “Estos miembros del servicio encarnaban lo mejor de nuestra nación: Inquebrantables en su valentía. Inquebrantables en su deber. Inquebrantables en su compromiso con nuestro país, arriesgando su propia seguridad por la seguridad de sus compatriotas estadounidenses y de nuestros aliados y socios con los que luchamos contra el terrorismo. Es una lucha que no cesaremos”, afirmó.
Hasta la fecha, se han registrado más de 158 ataques contra fuerzas de Estados Unidos y de la coalición en Irak y Siria, aunque muchos de estos no han resultado en heridas graves o daños significativos. La razón por la cual las defensas aéreas no lograron interceptar el drone atacante en esta ocasión sigue siendo incierta. Este incidente marca el primer ataque conocido contra la Torre 22, donde las tropas estadounidenses asisten en una misión de asesoramiento y apoyo a Jordania.
Con información de Europa Press