Tiene la dudosa distinción de ser la única pareja romántica que la reina de la droga Griselda Blanco no asesinó ni hizo matar a manos de un sicario.
Por The Sun
Ahora Charles Cosby ha hablado abiertamente sobre lo que lo enamoró de la multimillonaria colombiana encarcelada cuando comenzó a escribirle en prisión en 1991.
Cosby, un ex traficante de drogas, dice que Blanco, enloquecida por el sexo (apodada la Madrina de la Cocaína y a la que la estrella de Modern Family, Sofía Vergara, dio vida en una nueva serie de Netflix), pagaba regularmente a los guardias de su cárcel de EE UU para poder estar con él en un armario de escobas de prisión.
También revela que Blanco, que fue encarcelada en 1985 cuando tenía 42 años y liberada en 2004 por motivos de salud tras sufrir un infarto, era una gran besadora y tenía un lado tierno.
Pero Cosby admite que su amante de 5 pies de altura, que fue asesinada en 2012 a la edad de 69 años, intentó matarlo después de que ella descubrió que estaba saliendo con otra mujer.
Más tarde tuvieron una gran disputa en la cárcel en 1997 que los llevó a terminar la relación.
En una entrevista exclusiva, Cosby, de 56 años, dijo: “Nos conocimos cuando yo tenía poco más de veinte años y ella cerca de cuarenta. Era una mujer mayor pero muy atractiva”.
“Tenía ojos color avellana, una hermosa sonrisa y profundos hoyuelos en las mejillas. Cuando la vi por primera vez, fue surrealista”, agregó.
“No sé si has estado en un concierto de los Rolling Stones, pero la electricidad era comparable”.
Los guardias sobornados también permitieron a Blanco usar perfume, maquillaje y su propia ropa, en lugar de ropa de prisión, cuando Cosby la visitaba.
Sobre ese primer encuentro añadió: “Llevaba una chaqueta estampada de seda, pantalones de lana y tacones altos. Estaba vestida: lápiz labial, rubor y su perfume favorito de Paloma Picasso”.
“Hablamos un rato y tuvimos una conexión increíble. Más tarde, ella hizo arreglos para que un guardia me llevara a una habitación trasera que parecía más bien un almacén. Había una cama plegable allí y, cuando llegué, Griselda yacía desnuda sobre ella”.
Lea más en The Sun