Desnutrición; prostitución juvenil e infantil; pornografía; formas de esclavitud contemporánea; violencia doméstica e institucional, en específico, dirigida y ejecutada por las supuestas autoridades; extracción ilegal y contrabando de metales preciosos aparejados con el ecocidio; desamparo al adulto mayor; cipayismo y dejación de nuestra soberanía; narco, con todos sus prefijos, colores, sabores y hedores; envilecimiento del salario y de la moneda; violaciones de derechos humanos; tierra arrasada con nuestra infraestructura; inexistencia del Imperio de la Ley.
Cuando la presente semana, “Transparencia Internacional” publicó su tradicional índice de la corrupción”, en este caso Campeonato Americano del referido flagelo, nadie se sorprendió.
Venezuela, con 13 puntos, seguida por Haití y Nicaragua, ambos con 17 de puntaje, representan los niveles más bajos de América, en lo que se refiere a la autonomía del Poder Judicial.
Expresa el informe:
“Los países de la región deben esforzarse por tener poderes judiciales independientes para garantizar la rendición de cuentas y la justicia. No hacerlo erosiona los cimientos de la democracia, el estado de derecho” así como la posibilidad de elecciones libres, justas y creíbles (el último párrafo, fue agregado por el articulista por más sobrentendido que resultase).
Una verdadera lástima que el “Índice” en cuestión, no haya sido publicado antes del 17 de octubre del año pasado, fecha de los nefastos “Acuerdos de Barbados”. De haber sido así, estamos seguros que la representación de la llamada “Plataforma Democrática” no hubiese sido la única ¡sorprendida! en la ingenuidad de resolver las arbitrarias inhabilitaciones políticas que tanto han dado qué hablar, a través de un Poder Judicial tan maltrecho.
¿No sabían, los referidos enviados de la oposición, de “cuáles patas cojeaba” tal aparataje de jueces y magistrados? Mucho antes de la publicación del referido “Índice” ¿No era vox pópuli, urbi et orbi, para cualquiera, menos para cada uno de dichos representantes, la nula imparcialidad de nuestros juzgados?
“La sensación generalizada de la impunidad -subraya “Transparencia”- y la incapacidad de jueces y fiscales para actuar con imparcialidad y garantizar juicios justos e igualdad ante la ley, afectan de manera significativa la confianza pública en el Poder Judicial en las Américas”.
No queremos ni sospechar de motivos más graves. Quizás los sedicentes opositores, firmantes de dichos acuerdos, pecaron por distraídos o “despalomados”, para hacernos más gráficos. O cual marido engañado, fueron los últimos en enterarse de las infidelidades de nuestra cojitranca, maraña tribunalicia.
Compenetrarse con la realidad circundante, toma su tiempo. Mientras tanto, tales plenipotenciarios harían bien en hacerse a un lado y dejarle espacio a gente mejor informada.
Lo anterior más allá de la poca probabilidad de llegar a un acuerdo efectivo, con quienes usurpan el Poder en Venezuela y entienden poco de gestiones de paz
@omarestacio