Este 6 de febrero se cumple un año desde que un potente terremoto azotó el sur de Turquía y mató a más de 50.000 personas. Ahora, es absolutamente claro que se pudieron haber salvado decenas de vidas si se hubieran respetado todas las normas de construcción. Una madre se propuso descubrir qué fue lo que causó el colapso del edificio donde vivían sus seres queridos.
Por BBC Mundo
Antes de febrero de 2023, Nurgül Göksu era, como ella misma dice, una ama de casa normal. Le encantaba cocinar el içli köfte, un plato tradicional de albóndigas, una de sus recetas favoritas.
Ella vivía en las afueras de Estambul, mientras que su hijo Ahmet Can Zabun, de 31 años, quien estaba casado y tenía un bebé pequeño, vivía en el sureste de Turquía.
Ahmet Can no era el único hijo de Nurgül, pero como era su hijo mayor, al que había tenido cuando era madre adolescente, su relación era especial.
Lo había ayudado a graduarse de la universidad y estaba orgullosa de lo que él había logrado desde entonces. Ella no había ido a la universidad y tuvo que terminar sus estudios con un grado no presencial.
El 6 de febrero de 2023, su vida cambió para siempre: la ciudad de Kahramanmaras, donde vivía Ahmet Can, se convirtió en el epicentro de un potente terremoto.
Al menos 7.000 edificios de la ciudad se derrumbaron cuando se produjo el terremoto, incluido el de Ahmet Can.
Nurgül corrió a Kahramanmaras en busca de su hijo, su esposa y su pequeña niña o, como ella dice, sus “tres hijos”.
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