La vida no abandona el complejo de montaña rusa por más que se arranquen hojas al calendario, por más que se soplen velas y la cifra de las decenas sea superior a la de las unidades. Nadie se libra de la doble vara de medir que tiene el devenir de las cosas. Algo así debió y debe pasar por la mente de Robert De Niro cuando tuerce la cabeza y enfoca su mirada en el pasado 2023: en abril dio la bienvenida al mundo a su séptima hija, Gia Virginia Chen De Niro, y, sólo tres meses después, enterró a su nieto Leandro, que tan sólo había dado 19 vueltas al Sol.
Aquel trágico acontecimiento dolió como sólo la muerte de un familiar puede doler. Pero luego se transformó y ahora, tal y como revela De Niro en una entrevista a People, recorre los pensamientos del veterano intérprete obligándole a una introspección que le levanta un fuerte sentimiento de culpabilidad.
“Fue simplemente un shock”, recuerda el actor, que se abre en canal acerca de todo lo que a uno se le ocurre tras un suceso así: “Comencé a pensar en todas las cosas que tal vez podría haber hecho por él. No sé si todo habría sido diferente. Es algo que siempre está rondando por mi mente”. La palabra que utiliza para describir la sensación que en él se despertó fue “incredulidad”. Y a ella se agarra para sentenciar: “No debería haber pasado”.
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