Mientras la Cámara de Representantes de Estados Unidos niega la ayuda a Ucrania, otros políticos occidentales están buscando una fuente alternativa de fondos. Sus ojos se han posado en activos por valor de 260.000 millones de euros (282.000 millones de dólares) pertenecientes a Rusia que han estado congelados desde su invasión a gran escala hace dos años.
El 27 de febrero, Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos, pidió “[desbloquear] el valor” de estos activos. Hay un clamor creciente en apoyo de los argumentos morales y prácticos a favor de utilizar este dinero para ayudar a pagar la defensa de Ucrania. Pero la mayor parte de la cartera se encuentra en Bélgica, y la Unión Europea ha estado dividida sobre la conveniencia (y la legalidad) de utilizarla.
Quienes quieren hacer algo con el dinero tienen razón, pero importa mucho cómo se hace. Sería un error confiscar los activos directamente. Históricamente, las sanciones han venido con la salvedad de que si un agresor como Rusia cambia su comportamiento, puede recuperar su dinero.
Las reparaciones normalmente se negocian con un Estado derrotado una vez que han cesado las hostilidades, no se imponen ni se hacen cumplir mientras vuelan las balas. Tomar el dinero se sumaría a la opinión, ya común en el sur global, de que Estados Unidos y sus aliados respetan el derecho internacional sólo cuando les conviene. Como el argumento de Occidente contra la invasión rusa es que es ilegal, esto huele a hipocresía.
Sin embargo, la injusticia que ha sufrido Ucrania es manifiesta, su necesidad de efectivo es urgente y las finanzas de los gobiernos occidentales están al límite. De modo que los abogados están luchando por encontrar mecanismos inteligentes mediante los cuales la cartera de Rusia pueda ser aprovechada legalmente. Sus planes implican transferir el reclamo de reparaciones de Ucrania a Occidente y compensarlo con los activos rusos.
Sin embargo, incluso los más inteligentes están plagados de riesgos legales y políticos.
Hay una manera más sencilla. Alrededor de 190.000 millones de euros de los activos están controlados en Bélgica por Euroclear, un custodio.
Los rendimientos de las inversiones y los reembolsos del principal que pasaría a Rusia se están acumulando en forma de saldo de efectivo, actualmente alrededor de 132 mil millones de euros, que el banco de Euroclear puede invertir de manera rentable. El argumento de que Rusia no tiene derecho a estos rendimientos es relativamente poco controvertido, sobre todo porque Euroclear normalmente no paga intereses sobre las tenencias de efectivo.
Más detalles en THE ECONOMIST