Unesco cifra en 1.260 millones de dólares los daños de la guerra para la ciencia ucraniana

Unesco cifra en 1.260 millones de dólares los daños de la guerra para la ciencia ucraniana

Unesco cifra en más de mil millones de dólares los daños de la guerra para la ciencia ucraniana

 

La Unesco cifra en 1.260 millones de dólares lo que costará rehabilitar las infraestructuras científicas públicas de Ucrania por los daños causados en los dos años de conflicto desde el inicio de la invasión rusa a gran escala, con las universidades como las más perjudicadas.

En total, 1.443 edificios pertenecientes a 177 instituciones científicas de todo el país han sido destruidos o dañados, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en un estudio publicado este lunes.





Repararlos supondrá unos costes de 1.260 millones de dólares y solo los daños a las universidades implicarán un desembolso de 980,5 millones de dólares.

Por áreas geográficas, las infraestructuras científicas de la región de Járkov son las más afectadas, en especial las universidades nacionales de derecho y economía urbana. En esas dos instituciones, los costes de los daños son de 116,5 y 104,1 millones de dólares respectivamente.

La Unesco también cifra en 750 los equipos dedicados a la investigación científica lastimados en la guerra, 643 de ellos de manera irreparable, cuya rehabilitación implicará un coste de 45,9 millones de dólares.

Además de los daños materiales, 18 centros científicos han tenido que ser desplazados y la Unesco destaca como “especialmente preocupante” la situación del Instituto para los Problemas de Seguridad de las Plantas de Energía Nuclear, cercano a la central de Zaporiyia, ocupada por los rusos.

Allí, “equipamientos esenciales para la vigilancia de instalaciones nucleares han sido robados o destruidos, en especial en el eminente laboratorio de radiología que controla los niveles de radiación”, una pérdida que la Unesco califica de “amenaza importante” para la seguridad.

“En un momento en que la situación es cada vez más crítica para la comunidad científica, debemos proteger y apoyar la investigación en Ucrania. Científicos, ingenieros y otros expertos serán esenciales para la recuperación del país”, señaló la secretaria general de la organización, Audrey Azoulay, en un comunicado de presentación del informe.

Un 12 % de los investigadores públicos desplazados

Antes de la invasión rusa, Ucrania era “mundialmente conocida por sus importantes contribuciones en los campos de la informática, la física nuclear y la astronomía”, recordó la Unesco.

Así, entre 2015 y 2019, el volumen total de publicaciones científicas de Ucrania, excluidas las ciencias sociales y las humanidades, aumentó un 45 %. Solo en los campos de la inteligencia artificial y la robótica, el país produjo 6.214 publicaciones entre 2012 y 2019.

Tras el comienzo de la invasión rusa a gran escala en febrero de 2022, la comunidad científica se ha dispersado tanto dentro del propio país como en el extranjero y sus condiciones de trabajo, además, se han degradado.

En febrero de 2022, la investigación pública empleaba en Ucrania a 88.629 investigadores y profesores, pero el curso de la guerra obligó al 12 % (10.429) de ellos a instalarse en otros lugares del país o a emigrar al extranjero.

Alemania y Polonia son los países que más científicos ucranianos en el exilio acogen y, en general, el número de empleados del sector científico público ha caído un 5,3 %.

También disminuyeron en un 38,5 % entre 2021 y 2022 los fondos dedicados por Ucrania a la investigación y el desarrollo (I+D), al pasar de 2.19,5 millones de euros a 1.242,1 millones.

Por ejemplo, la Academia Nacional de las Ciencias, que congrega a 450 institutos de distintas disciplinas, vio reducido su presupuesto en un 48 %, lo que obligó a suspender numerosos programas y equipos de investigación, además de suponer una caída de los salarios que de media fue del 39 %.

La consecuencia del desplazamiento forzoso de los científicos y de los recortes presupuestarios ha sido un descenso del número de publicaciones, pero también una caída de las colaboraciones con otros países, incluidos los de la Unión Europea. EFE