Arqueólogos turcos descubrieron pruebas pioneras que relacionan los piercings faciales prehistóricos con los cuerpos de las personas que los llevaban.
Por: CNN
El adorno personal —incluidos los objetos parecidos a pendientes que se cree que se llevaban como piercings— se documentó entre los pueblos neolíticos o de finales de la Edad de Piedra en múltiples lugares del suroeste de Asia, con pruebas que se remontan a hace 12.000 años. Pero ninguno de los objetos interpretados como piercings había sido asociado directamente con las partes del cuerpo en las que podían haberse llevado.
Ahora, el análisis de las excavaciones realizadas en el yacimiento arqueológico de Boncuklu Tarla, en el sureste de Turquía, ha revelado enterramientos en los que se encontraron adornos para piercings colocados cerca de las orejas y la boca de los ocupantes de las tumbas. El desgaste dental de los incisivos inferiores de estos restos, fechados hace unos 11.000 años, se asemejaba a los patrones de desgaste conocidos causados por la abrasión de un tipo de adorno llamado labret, que suele llevarse debajo del labio inferior.
Es la primera vez que los piercings faciales de los neolíticos del suroeste de Asia se relacionan directamente con las partes del cuerpo que perforaban, según informan los investigadores el lunes en la revista Antiquity. Sus hallazgos confirman además que esta práctica ya era habitual durante el Neolítico temprano.
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