Se acuerdan cuando Nicolás Maduro se burlaba de “los pelucones” -en referencia a Donald Trump, Javier Milei y Boris Johnson– parece que se le olvidó aquello y ahora recibe la visita de uno de aquellos personajes.
Entre gallos y media noche, en medio de un profundo hermetismo, Nicolás Maduro recibió en el Palacio de Miraflores a el ex primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, con quien supuestamente habló sobre petróleo, democracia y la Guyana Esequiba.
El inglés –de acuerdo con el prestigioso diario londinense The Times– vino a Venezuela en una misión especial para abordar la posibilidad de una restitución de relaciones bilaterales y con la exigencia de elecciones libres en Venezuela.
Para algunos entendidos, el británico arribó al suelo patrio para mantener la neutralidad de Venezuela –y de su capacidad energética– en medio de la posible agudización del conflicto de occidente con Rusia a raíz del caso ucraniano.
Lo cierto es que Londres no quiere que en un escenario de crisis total, hayan barcos rusos cargando combustible o crudo en los puertos venezolanos; eso llevó a Johnson a venir a Caracas a persuadir a Maduro.
Sin embargo, los ingleses pusieron en la mesa la condición de las elecciones libres y transparentes en Venezuela, donde cualquier venezolano pueda elegir y ser elegido; a lo que Maduro –según se ha hablado sobre la misteriosa reunión– puso en la mesa el tema del oro venezolano retenido en el Banco de Inglaterra, pues recordemos que los tribunales ingleses dictaron una medida de protección a los activos nacionales.
También el Esequibo habría sido un tema conversado, donde un dateado periodista precisó que Johnson admitió que fue un error de Londres enviar un navío de guerra a aguas aún por delimitar entre Venezuela y Guyana.
Sin embargo, en esa reunión también pudieron abordarse otros temas, como la posición inglesa a favor del liderazgo venezolano de María Corina Machado y, la evidente determinación de Maduro de buscarse una vía de escape.
Pues, Maduro –a todas luces– busca un lugar donde poder irse tras su segura salida del poder, y pretende que los ingleses sirvan de garantes para su exilio en cualquier destino que escoja cómo pudiera ser Turquía, Cuba, Nicaragua, un país árabe o incluso Rusia o una nación afín.
Lo cierto es que la reunión de Boris Johnson esconde dos factores importantes, uno de orden geopolítico y otro en el aspecto doméstico; el primero nos habla que Londres teme una profundización en el conflicto Europa Vs. Rusia y busca cerrarle espacio a la nación del oso.
En cambio, en el orden nacional, Maduro no quiere cerrarse a sí mismo las puertas de negociaciones internacionales; pues, a pesar de acciones y discursos radicales, en el fondo, él sabe que va a salir del poder en los próximos meses con la fuerza cívica de los venezolanos.
El panorama luce más complejo de lo que muchos se imaginan.