Para Ismervin Medina, llegar a Puerto Escondido, un pueblo del municipio Falcón en la Península de Paraguaná, de donde se puede ver la isla de Aruba; fue revivir hace cuatro años, el recorrido que dio de casa en casa, buscando información sobre su tía y sus dos primos menores que desaparecieron en una lancha junto a 14 personas más cuando intentaban llegar a Aruba de forma clandestina y en una lancha.
Irene Revilla // Corresponsalía lapatilla.com
La joven oriunda de Guacuira, un pueblo del mismo municipio, volvió a visitar Puerto Escondido, este sábado 23 de marzo para participar en un viacrucis que hizo la Diócesis de Punto Fijo en el marco de la Campaña Compartir, que denuncia la trata de personas en Venezuela y que busca concientizar a la población sobre este delito que afecta a los falconianos con ofertas engañosas y viajes a las islas Aruba y Curazao.
El viacrucis recorrió la calle principal del pueblo, con casas esparcidas, sin agua, sin luz y sin conectividad; un pueblo desde donde se pueden ver las montañas de Aruba y de noche, las luces que hacen palpar un futuro mejor. También se unieron los párrocos de las cuatro parroquias del municipio Falcón, las familias de emigrantes falconianos desaparecidos y de quienes han perdido la vida en el mar, esperando llegar a Aruba o Curazao.
El párroco Robert Senior de la parroquia Adícora, fue el encargado de llevar las seis estaciones; la primera debía ser dada por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalisticas, pero no llegaron, por lo que Cáritas Punto Fijo, dedicó la estación a la oración por aquellos que se van buscando calidad de vida para sus familias, pero son atrapados por bandas de trata de personas que los obliga al trabajo forzado, la prostitución, pagar deudas que nunca acaban y hasta para el tráfico de órganos.
Las familias del municipio Falcón acompañaron la procesión con cantos, pancartas con fotos de los desaparecidos y fallecidos, así como franelas con mensajes dedicados a estas personas. Eliannys Chirinos, acudió con su mamá y su hija, quienes no pierden la esperanza de que Henry, el hermano varón, regrese a casa. El joven quiso ir a Aruba aquel 17 de marzo de 2020 para buscar calidad de vida para su hija y esposa.
La tercera estación estuvo a cargo del doctor Harold Dávila, alcalde del municipio y a quien pidieron contribuir con erradicar el delito desde la jurisdicción, acabar con los viajes clandestinos que ponen en peligro la vida de los falconianos y hacer justicia por aquellos que aún están desaparecidos.
Durante las seis estaciones se habló de la trata de personas, del delito y las mafias que operan para llevar a cabo este delito que ha causado tanto dolor en las familias falconianas que solo están huyendo de un país en crisis. El viacrucis también concentró habitantes de las comunidades que de alguna manera se sentían identificados con ello, tal es el caso de María Gotopo, una mujer de 80 años que caminó las seis estaciones en busca de consuelo por la muerte de su primer hijo hace seis meses, que aunque fue natural, su dolor sigue intacto.
Al final, se develó la cruz del inmigrante, hecha a orillas de la playa y a un lado de la capilla de la comunidad, fue construida con trozos de madera de embarcaciones que llegan destruidas por el fuerte oleaje. Sandra Ianny, habitante de la comunidad, junto a un grupo de la zona, recolectaron conchas de caracol para hacer la base de la cruz. Fue descubierta en medio de una ovación, oración, cantos y peticiones a Dios para que de tranquilidad a los familiares, ilumine el camino de quienes están detenidos en contra de su voluntad, para que les dé abrigo, alimentos y fuerzas para ser liberados bajo el poder de Dios.
Finalmente, las madres de los desaparecidos y fallecidos, oraron frente a la cruz mientras pusieron mensajes con los nombres de sus hijos y mensajes que quisieran transmitir a ellos. El momento estuvo lleno de lágrimas, abrazos y esperanza para ver llegar a los que se fueron y no se tienen noticias.
Las familias de los primos que murieron antes de llegar a Aruba en diciembre de 2023, en una lancha que zozobró tras salir de la Península de Paraguaná, también se unieron al viacrucis para buscar consuelo, pues no han podido dar el último adiós a sus familias por falta de dinero para repatriar las cenizas.
La migración falconiana hacia las islas Aruba y Curazao es histórica, debido a su cercanía con el estado Falcón, sin embargo se acentuó desde el 2016 por la grave crisis humanitaria y compleja que atraviesa Venezuela, a lo que se sumó el alto costo de los pasaportes, la pandemia por el COVID-19 y el cierre de frontera que aplicaron las islas vecinas; y aunque Curazao abrió, el venezolano que quiere ir, debe tramitar una visa.