La semana pasada la Misión internacional Independiente de determinación de los hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela, “La Misión”, actualizó su informe sobre la situación de los derechos humanos y el imperio de la ley en nuestro país.
“Nada nuevo bajo el Sol” podría decirse, en relación con el nuevo documento del citado organismo ad-hoc de NN. UU.. De año en año, los crímenes son los mismos aunque aumentados y más depravados, en particular, los referidos al furor de Mesalina, de los sedicentes revolucionarios, por raspar la olla.
El repudio a Maduro es aplastante.
Unas elecciones, limpias aunque sea a medias, equivaldrían a su derrota por avalancha. Tal certeza, les ha exacerbado al felón y a su círculo más íntimo, la tripa represora y aquí llegamos adonde queríamos llegar: Crece en los cuarteles -sobre todo entre la oficialidad media- la convicción que ha llegado la hora del deslinde. Los nervios aumentan entre quienes, aun formando parte de la narcosatrapía, no figuran, con sus nombres y apellidos, en los informes de “La Misión”; en los listados de la DEA, la OFAC, la Interpol, de las policías de rolito de numerosos países. O entre los candidatos a sentarse en los banquillos de la Corte Penal Internacional, ese tigre de papel, que quién sabe cuándo mostrará los dientes.
Ni las maniobras del CNE, del postrado sistema judicial, ni los pactos inconfesables con la oposición alacrán para perpetuar al felón en el Poder atemperan, el hambre compatriota. Menos aún las desapariciones forzadas, las torturas, los asesinatos.
Los aliados de ayer se han tornado en los detractores de hoy. Petro, calificó de cobarde al presidente gallina. Palabras más, palabras menos, Lula, José “Pepe” Mujica, el grueso de los integrante del Foro de Sao Paolo, marcan distancia de un “hombre” a quien se le enfría el guarapo de solo escuchar que le mencionen a María Corina Machado.
El viejo y poco noble, sálvese quien pueda merodea como un espíritu burlón por los cantones militares. Todavía están a tiempo -es el rumor generalizado- de entregar a Maduro, Diosdado, a los hermanos depravados, a los generalotes, Madrino, Reverol, Ceballos, Marco Torres, González López, a cambio de una indulgencia plenaria para quienes, han participado en los expolios, en efecto, pero no han asesinado, ni torturado, ni desaparecido a nadie.
Innecesario el bombardeo quirúrgico de Miraflores activado desde el Comando Sur, emplazado en Doral, Florida, Estados Unidos, como lo ha sugerido el exembajador William Brownfiel o una operación S.W.A.T. de los marines, en los búnkeres antinucleares enclavados en Fuerte Tiuna -el ocupado por Diosdado (a) “El Mojado”, de lo puro guapo que es, se encuentra a 100 metros de profundidad-, para que los principales causantes de la debacle, salten desde la cubierta como ciertos roedorcillos, cuando la nave se va a pique. La oficialidad, de teniente-coronel hacia abajo está que no aguanta un “toquecito” a través de esos teléfonos satelitales, a salvo de las escuchas de los de los sicarios del G-2 castrocubano:
-Good morning, míster teniente-coronel, yo, llamarlo de parte del president, Joseph Biden…
-Yes, yes, yes, mai míster, dígame no más a quién o quienes tenemos que …y ¡zas!
@omarestacio
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