Porque es mala consejera, especialmente cuando esa soledad está formada por quienes algo esperan de nosotros, aunque se hagan sumisos para ello. La soledad es virtud del político que sabe cómo utilizarla, aislándose para analizar, concluir y decidir, pero siempre mirando y calibrando a amigos y enemigos. Realidad peligrosa cuando está conformada por quienes pueden negociar, irse o quedarse, por su cuenta.
El Presidente Nicolás Maduro está solo, abrumadoramente solo, y se mueve en esa soledad de quienes esperan algo de él. Más le hubiera valido llegar a acuerdos con María Corina Machado y quizás CorinaYoris, y acordar salidas dignas con fuerza y regreso muy posible, tranquilo y con expectativas. Hoy está solo, rodeado por quienes sólo lo necesitan como plataforma para mantener sus posiciones, y eso no es estar acompañado. Es peor, estar solo y no darse cuenta.
Líderes como Gustavo Petro y Luiz Inazio “Lula” da Silva lo han criticado, se han apartado de él, los estadounidenses lo amenazan –y las amenazas de Donald Trump son negociables, las de Biden por imprevisibles y asi poco negociables son lejanas pero temibles-, los europeos se llenan la boca criticándolo rudamente, los chinos están muy lejos y sólo ven a Venezuela como patio para vender, Putin está muy ocupado entre los terroristas islámicos y los costos de la guerra con Ucrania, el argentino Milei lo detesta, Boric anda enredado entre la seriedad chilena y la muerte no aclarada del militar venezolano asilado, los uruguayos y paraguayos no vacilan en rechazarlo, a Bolivia y Perú les importa poco, en Centroamérica no tiene nada que buscar y Nicaragua siempre es un riesgo, Guyana está en su contra y en poco tiempo producirá más petróleo en la zona en reclamación que Chávez y Maduro no han sabido reclamar, y ese petróleo será para mucha menos gente que la suma de venezolanos dentro y fuera del país.
A Nicolás Maduro sólo le queda en las cercanías la compañía de Cuba siempre y cuando Díaz-Canel quiera atenderlo mientras se enfrenta a cubanos alzados por hambre y escaseces, y una cosa fue aquel López Obrador que le dio refugio a Evo Morales y otro es el que está a punto de entregar su mandato a una mujer que no tendrá por qué obedecerle, en México las cosas son diferentes entre Estados Unidos y Centroamérica.
Está solo por su propia decisión, su refrán no es el de la mala compañía sino la aplicación de la compañía falsa. Poco, por no decir nada, ganará Nicolás Maduro siendo Presidente tras unas elecciones que todos señalarán fraudulentas séanlo o no, Chávez murió hace demasiados años para recordar pajaritos espirituales y seis años, vamos a reconocerlo, no son nada.