El cantante venezolano «Rsiete» es una figura misteriosa. Su cara no se muestra en las redes sociales: siempre lleva un pasamontañas que le cubre todo, excepto los ojos, incluso cuando canta en sus videos musicales. Su última canción, publicada el 29 de febrero, trata sobre el encarcelamiento. La canción se promocionó así: «directamente desde la cárcel de Venezuela».
Por InSight Crime
Rsiete, cuyo verdadero nombre es Néstor Richardi Sequera Campos, no sólo canta sobre la cárcel. La vive. Y es que, durante años, Sequera Campos, también conocido como «Richardi» o «El Papa» fue el pran, o líder criminal, que controlaba la prisión de Tocuyito, en el estado norteño de Carabobo.
Allí, tras las rejas, utilizó su poder criminal para lanzar su carrera internacional de reggaetón. Sin embargo, la historia de Richardi -y su éxito- sirve a un propósito mayor: el de contar un momento único en la dinámica criminal carcelaria de Venezuela, que, según la narrativa oficial, ha llegado a su fin.
Mientras estuvo preso, Richardi alcanzó un nivel de fama al que tal vez no habría llegado siendo un hombre libre.
Entre los lujos de los que disfrutaba Richardi en Tocuyito estaba un estudio de música de última generación. Imágenes publicadas en la cuenta de Instagram de Richardi muestran equipos profesionales de grabación y mezcla de sonido, así como un ordenador Mac encima de mesas blancas brillantes. El techo brillaba con luz de colores, que en la mitad tenía el logo resplandeciente de «R7» incrustado -una referencia a su nombre artístico- y una pared estaba adornada con los logotipos de los premios Grammy, Billboard y MTV.
Una persona con acceso a la cuenta de Instagram de Richardi respondió a la solicitud de comentarios de InSight Crime, afirmando ser el propio Richardi. El estudio de música, según dijo, fue donado por amigos, aunque no dio ninguna indicación de cómo se permitió que el equipo entrara en la prisión, ni cómo se le permitió el espacio.
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