Los estudiosos del cristianismo primitivo identifican una curiosa diferencia en la forma en que Poncio Pilato, el gobernador de la provincia de Judea en la época de la crucifixión de Jesús, es retratado por las narrativas religiosas de los evangelios y los textos historiográficos de autores no cristianos.
Por BBC Mundo
El Pilato de la versión religiosa parece un hombre equilibrado y preocupado por ser justo. Su papel en la narración de la muerte de Jesús es el de aquel que no condena a alguien en quien no ve ningún delito. Se “lava las manos” y deja que el pueblo judío decida la pena de muerte.
El Pilato de los autores no religiosos es cruel, sanguinario, alguien que no perdona a sus enemigos.
“Es curioso cómo las narrativas de los evangelios son muy favorables a Pilato, mientras que ciertas fuentes de la época son muy críticas con él”, dice a BBC News Brasil el historiador Gerson Leite de Moraes, profesor de la Universidad Presbiteriana Mackenzie.
Lo que las investigaciones indican es que la visión amable de Pilato, construida por los cristianos de aquella época, tiene un trasfondo de antisemitismo. Después de todo, el gobernador era el representante de la Roma imperial que dominaba la tierra donde vivían los judíos. Y los cristianos primitivos encontraban en la aristocracia judía a sus rivales, aquellos que no aceptaban la nueva secta que estaba surgiendo.
“Las cuatro narraciones evangélicas [de Marcos, Mateo, Lucas y Juan] dicen que Poncio Pilato tuvo participación directa en la muerte de Jesús. Pero no nos confundamos. No se trata de cuatro autores independientes entre sí hablando de Pilato”, explica a BBC News Brasil André Leonardo Chevitarese, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y autor del libro “Jesús de Nazaret. Lo que la Historia tiene que decir sobre él”.
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