El chavismo ha vuelto a convertirse en una bomba política de relojería que ha detonado en las distintas salas de mando presidenciales de las Américas. El golpe electoral en marcha para facilitar la victoria de Nicolás Maduro en las presidenciales de julio ha provocado el fuego cruzado entre presidentes en medio de la Semana Santa, que se ha unido a los insultos del argentino Javier Milei contra otros mandatarios.
Por: El Mundo
“Mientras vemos cómo la preocupación internacional se incrementa, hago un llamamiento para que los líderes democráticos del mundo se unan a los esfuerzos de presidentes y gobiernos en exigir al régimen de Maduro que permita la inscripción de Corina Yoris como candidata en las próximas elecciones presidenciales”, insistió el viernes María Corina Machado, tras comprobar que sus denuncias previas provocaron la gran trifulca.
La revolución bolivariana impidió la postulación de Yoris, filósofa de 80 años convertida en candidata unitaria con el aval de Machado, una maniobra repudiada por primera vez por el presidente brasileño Lula da Silva y por el mandatario colombiano Gustavo Petro, a quienes la líder opositora agradeció “sus posiciones, que reafirman que nuestra lucha es democrática”.
Tanto Brasil como Colombia se unieron al clamor generalizado en el continente, encabezado por Argentina, Uruguay, Ecuador, Costa Rica, Guatemala, Paraguay y Perú, a quienes se sumó el Gobierno progresista de Chile. Desde Europa se agregaron Francia (el presidente Emmanuel Macron tomó postura junto a Lula durante su viaje al Amazonas), Alemania, Italia, Reino Unido y la propia UE.
El Gobierno de Maduro reaccionó con furia contra todos ellos, incluidos sus dos aliados, en su habitual ejercicio de diplomacia agresiva. “No sólo me persiguen para tratar de atentar contra mi vida. Callan, los gobiernos de derecha callan. La izquierda cobarde, no son capaces de condenar los golpes, los intentos contra la revolución, contra la paz”, se despachó el “presidente pueblo”, mientras su Cancillería exprimía el diccionario para calificar la postura de sus detractores como “injerencistas”, “tutelados por Washington”, “fango del intervencionismo”, “acciones neocoloniales”, “profundo desconocimiento e ignorancia”…
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