En medio de las festividades de Semana Santa, una tradición arraigada en diversas comunidades cobra vida de manera dramática: la quema simbólica de Judas. Este personaje bíblico, conocido por su infame traición a Jesucristo, se convierte cada año en el foco de una representación pública que combina elementos religiosos, culturales y, en ocasiones, políticos. Desde la antigüedad, la figura de Judas ha sido interpretada de múltiples maneras, pero es en la práctica de la quema donde su papel adquiere nuevas dimensiones, reflejando tanto la espiritualidad como las tensiones sociales y políticas del momento.
Judas Iscariote fue uno de los 12 apóstoles de Jesucristo, es conocido principalmente por su papel en la traición que llevó a la crucifixión del Nazareno Es citado en los Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) y en el Evangelio de Juan y no se sabe mucho sobre su vida antes de unirse al grupo de seguidores de Jesús.
Judas actuaba como tesorero del grupo y, según el Evangelio de Juan, tenía tendencias cleptómanas. En la Última Cena, Jesús predijo que uno de sus discípulos lo traicionaría. Después de ese momento, Judas se reunió con los líderes religiosos judíos y les prometió entregar a Jesús a cambio de una suma de dinero: se dice que recibió treinta piezas de plata.
Judas identificó a Jesús ante las autoridades religiosas y romanas en el Jardín de Getsemaní, para que fuera arrestado. Después de la detención, Judas se arrepintió de su acción y trató de devolver el dinero del soborno, pero los sumos sacerdotes se negaron a aceptarlo. Atormentado por el remordimiento, Judas se quitó la vida, ahorcándose con una soga.
Analizado someramente el hecho histórico-religioso, quiero concentrarme ahora en el análisis de la tradición de la quema de Judas durante la Semana Santa, cuya génesis se ubica en Europa, particularmente en países de tradición católica, y se ha extendido a varias partes del mundo donde se ubica entre las celebraciones importantes.
La práctica de quemar un muñeco o figura que representa a Judas puede tener varias interpretaciones. Por un lado, representa la justicia divina y el triunfo del bien sobre el mal. Por otro lado, algunos ven en ello una liberación de los pecados y las malas acciones del año anterior, con la esperanza de un nuevo comienzo con la resurrección de Cristo en la Pascua.
Además de su significado religioso, la quema de Judas también ha adquirido con el tiempo un aspecto cultural y social. En algunas comunidades, la figura de Judas es representada de manera satírica y se le agregan características de personajes impopulares o figuras públicas controvertidas. Esto puede servir como una forma de crítica social o política.
La costumbre de asignarle nombres de personajes públicos a los muñecos alegóricos de Judas, tiene sus orígenes en una tradición popular que se ha desarrollado en algunos lugares, especialmente en América Latina. Estos muñecos, conocidos como “Judas”, suelen estar rellenos de papel, trapos u otros materiales inflamables y son quemados públicamente como parte de las celebraciones de Semana Santa.
La elección de nombres para estos muñecos puede tener diversas motivaciones. En algunos casos, puede ser una expresión de descontento o crítica hacia figuras políticas consideradas impopulares o percibidas como responsables de problemas sociales o económicos en la comunidad. También puede ser una forma de sátira política, donde se aprovecha la oportunidad para ridiculizar o burlarse de ciertas figuras públicas.
La quema de Judas durante la Semana Santa sigue siendo un fenómeno en constante evolución, enraizado en tradiciones antiguas, pero también reflejando los cambios y desafíos contemporáneos. Desde su origen como un acto de devoción religiosa hasta su transformación en una expresión de crítica social o política, esta práctica nos recuerda la complejidad de las tradiciones culturales y su capacidad para adaptarse y resonar con las preocupaciones de la sociedad. Más allá de las llamas que consumen los muñecos alegóricos, la quema de Judas nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la traición, la redención y la búsqueda de significado en un mundo en constante cambio.
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE
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