Dennys Jordán: Nuestra luz, apaguemos la indolencia y encendamos la conciencia

Dennys Jordán: Nuestra luz, apaguemos la indolencia y encendamos la conciencia

Muchas veces se suele decir como un refrán popular la frase “que hablen bien o mal pero que hablen” haciendo referencia a que una persona en particular esté en el punto de atención de otras personas. Pero más allá de un posible contenido vanidoso (de querer atención excesiva y malsana) se encuentra una necesidad real y básica de huir de la indiferencia o contrarrestarla, pues por poner un ejemplo: ¿a qué persona le agradaría el no importarle a nadie?, ¿qué padre se sentiría bien si sus hijos no tuvieran interés en saber si está vivo o está muerto?, ¿o a qué hijo le gustaría que sus padres, hermanos o amigos, no sintieran la más mínima preocupación por él? He aquí unas de las necesidades más elementales, la empatía y la comprensión, totalmente indispensables para poder llamar a nuestras relaciones “humanas”. Es por ello que entre las formas de desarrollo de las relaciones del hombre se encuentran el compartir, el involucrarse con otras personas, el participar en cosas que a veces no iniciamos nosotros, pero que por algún motivo estamos en ellas; involucrarnos en temas con familiares, involucrarnos en temas con vecinos y amigos: en general involucrarnos en temas de nuestra sociedad.

Ahora bien, al pensar en esa sociedad que llamamos “nuestra”, seguramente todas las personas podrán distinguir una cantidad variada de características, algunas buenas, otras no tan buenas, pero que nos gusten o no son las características que en el presente tiene nuestra sociedad: esa sociedad que sirve como medio para el desarrollo de nuestras vidas, ¿o no…?

Si entendemos la sociedad como un medio indispensable para el desarrollo tanto individual como colectivo, podremos compararla con “el agua para un pez” o con “la tierra para las plantas”, es decir, un medio necesario e indispensable para la vida. Y así como hay aguas y tierras con mayores nutrientes y facilidades, también hay aguas y tierras con mayores retos, obstáculos y hasta depredadores.

Pero entre las oportunidades y amenazas (como ya se mencionó) estas son las características que hay, las que nos tocaron en el presente: ¡pero esto no significa que siempre serán así! El hecho de que hoy no haya pan sobre la mesa, no quiere decir que nunca habrá pan; o el hecho de que hoy haya una emergencia médica, no condiciona el futuro para siempre tener esa situación de emergencia; y el hecho de que exista oscuridad hoy, no impide que llegue el momento de la luz. Pero si hay algo seguro e invariable, y eso es que todo cambio requiere de acción, pues mientras no se actúe nada cambia.

Pero antes de actuar es necesario pensar, razonar que es lo que se quiere hacer, que se quiere alcanzar, es necesario preguntarse: ¿qué deseas?, ¿qué sueñas?, ¿qué te imaginas? Para luego pensar que se debe cambiar para poder alcanzar eso que racionalmente queremos.

¿Te imaginas una sociedad donde haya trabajo abundante y que estén bien remunerados?

¿Una sociedad donde los hospitales estén repletos de medicinas y de personal médico?

¿Te imaginas una sociedad donde puedas caminar tranquilo por las calles sin temor a la delincuencia?

¿Una sociedad donde la educación sea valorada e incentivada por el estado para tener jóvenes cada día más preparados, más honrados y más cultos?

¿Te imaginas un país donde no se vaya la luz ni el agua, donde exista respeto desde las instituciones hacia los ciudadanos, y donde el titulo más valioso sea ese mismo, el de ciudadano?

Yo me lo imagino, yo creo que es posible, ¡yo sé que es posible! Y también sé que solo obrando se podrá alcanzar.
Pero ahora te pregunto, ¿qué quieres para tu futuro?, ¿qué deseas para tus padres, para tu hermano, para tu prójimo?, ¿quieres seguir igual, con las mismas necesidades y penas o quieres cambiar?, ¿cómo afecta la política tu vida?, y aún más importante, ¡¿cómo puedes tú afectar la realidad política?!

Estas son preguntas que cada persona debe responderse en su interior, y cuyas respuestas deben ser exteriorizadas para que no queden en el olvido.

“La duda” es el comienzo del conocimiento, y todos debemos buscar conocer el mundo que nos rodea, pues las preguntas que están en nuestras mentes, deben generar un eco en la conciencia, una réplica que quede sonando hasta darle respuesta, para que esa inquietud no se pierda en el vacío, para que no nos atormente la ansiedad de tener un pendiente por hacer, sino que nos calme el saber que hemos cumplido con el deber.

Hoy existen varios deberes para cada persona que entiende “el título de ciudadano”, y uno de los deberes más básicos, ¡es el voto!, es la capacidad de emitir la opinión en un evento electoral, y al día de hoy todavía hay muchas personas por inscribirse en el registro electoral, ¡cumplamos con nuestro deber!, para que al ver a nuestro hermano a los ojos la respuesta que le demos no sea la de la indiferencia ni la desidia, ¡no sea la de la tibieza!, sino que la respuesta que le demos a nuestro hermano y a nosotros mismos sea la respuesta de le empatía, ¡la respuesta del fervor por ser instrumento de cambio y de paz!

Encendamos cada día una luz, que sin importar el tamaño de la oscuridad, está siempre brillará. Para que en el momento que nos toque partir de este mundo, ¡esa vela que debemos ser!, no esté intacta sin uso, sino que con alegría esté consumida y desgastada por haber trabajado en generar una luz.

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