El cerebro es quizás el más blando de los tejidos blandos del cuerpo y, por lo mismo, es un órgano que tiende a descomponerse rápidamente tras la muerte, transformándose en un líquido que desaparece para dejar sólo el cráneo.
Por BBC Mundo
De ahí la fascinación de la antropóloga forense Alexandra Morton-Hayward al descubrir miles de casos de cerebros que se han conservado prácticamente intactos por cientos de años e, incluso, miles en algunos casos.
La catedrática del departamentos de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford lideró una investigación para refutar la creencia que la aparición de cerebros perfectamente conservados son descubrimientos arqueológicos sumamente extraños.
De hecho, gracias a su estudio, pudo comprobar que los tejidos nerviosos persisten en mucha más abundancia que lo que se suponía previamente, ayudados por condiciones específicas que contribuyen a prevenir su putrefacción.
Publicado en la revista científica de la Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural, el estudio recopiló una muestra de más de 4.000 cerebros humanos que aparecen en más de 200 registros, incluyendo algunos que se remontan a mediados del siglo XVII.
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