Tareck El Aissami, expresidente de la estatal petrolera PDVSA, ya no es un líder “radicalmente chavista” en el imaginario del oficialismo venezolano. Ahora, el Ministerio Público lo acusa de ser un exfuncionario corrupto, con vínculos con la derecha política en Estados Unidos y capaz de manipular la economía de su país para su beneficio y el de sus socios.
Por: VOA
Hace poco más de un año, El Aissami era considerado uno de los hombres de mayor confianza del presidente Nicolás Maduro.
Era su ministro de la industria petrolera, clave para las finanzas de Venezuela, y el mandatario le encargó el área económica.
De 49 años y de ascendencia siria y libanesa, su currículo da cuenta de que ha ocupado cargos directivos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Ungido y alabado en público por el chavismo, El Aissami fungió como diputado nacional, viceministro de seguridad ciudadana y ministro de Relaciones Interiores e Industrias y Producción, así como vicepresidente del Poder Ejecutivo de Maduro (2017-2018).
El Aissami, con estudios de derecho y criminología, fue gobernador por 5 años del estado Aragua con el apoyo del PSUV y llegó a combinar su cargo como vicepresidente de economía (2017-2023) con la titularidad de la cartera petrolera, antes de caer en desgracia frente a la jerarquía chavista.
En 2020, Maduro le había encargado la tarea de renovar PDVSA en plena puesta en marcha de las sanciones económicas de Estados Unidos contra el sector petrolero y gasífero tras el desconocimiento de Washington del líder socialista como jefe de Estado.
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