“El olor, el humo y el sudor de un casino son nauseabundos a las tres de la mañana. La erosión del alma que producen las grandes apuestas -un oscuro compuesto de avaricia, miedo y tensión nerviosa- se hace entonces insoportable, y los sentidos se despiertan y se rebelan”. Los pocos ingleses que el 13 de abril de 1953 desembolsaron los diez chelines y seis peniques que costaba el libro se encontraron con estas líneas al abrir el ejemplar de tapas duras de “Casino Royale”, la primera novela de un conocido periodista -y desconocido ex agente del MI6- llamado Ian Fleming.
Por Infobae
Corrían tiempos difíciles para Gran Bretaña, en una posguerra que, pese a la victoria contra los nazis, empezaba a mostrar la declinación del imperio, un proceso en el que tampoco faltaban los escándalos de seguridad nacional. Poco antes, mientras Fleming escribía la novela, los diplomáticos y espías Guy Burgess y Donald Maclean -dos de los que pasarían a la historia como “Los cinco de Cambridge”- habían desertado a la Unión Soviética con el consiguiente descrédito para la inteligencia británica.
Quizás por eso, la entrada en escena de James Bond, el implacable y seductor agente 007, protagonista de esa primera novela de espionaje de Fleming fue recibida auspiciosamente por los lectores británicos, ávidos de nuevos héroes. El éxito fue tal que apenas un par de semanas de llegar a las librerías la primera y tímida tirada de menos de cinco mil ejemplares, la editorial Jonathan Cape debió apurar a la imprenta para sacar los miles de libros necesarios satisfacer una demanda que ya no se detendría.
Bond había llegado para quedarse. Tanto que durante los diez años siguientes, Fleming escribió febrilmente otras once novelas y dos libros de relatos cortos con él como protagonista, y la industria cinematográfica se lo apropió para imponerlo en la pantalla grande.
Se sabe, porque el propio Fleming lo contó, que el nombre del personaje no fue una mera invención sino que lo tomó del ornitólogo autor de “Birds of the West Indies”, un libro que estaba leyendo mientras escribía la novela. También que M., el jefe de Bond en la ficción, tuvo como modelo al jefe de Fleming durante la guerra, el almirante Sir John Godfrey.
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