La policía australiana afirmó el martes que un apuñalamiento en una iglesia asiria de Sídney fue un acto “terrorista” con motivaciones religiosas y llamó a la enfurecida población local a la calma.
Cuatro personas resultaron heridas aunque no de gravedad, incluido un destacado obispo, en el ataque ocurrido la tarde del lunes en la iglesia ubicada en el oeste de Sídney.
Un joven de 16 años fue sometido por los fieles enfurecidos después del ataque y posteriormente fue puesto bajo custodia policial.
El sospechoso del ataque era “conocido por la policía” pero no figuraba en ninguna lista de vigilancia terrorista, según las autoridades.
“Después de considerar todo el material, declaré que fue un incidente terrorista”, indicó en conferencia de prensa la comisaria policial del estado de Nueva Gales del Sur, Karen Webb.
Precisó que se trató de un acto de “extremismo” con motivaciones religiosas y que las víctimas “tienen suerte de estar vivas”.
El jefe de la principal agencia de espionaje en Australia, Mike Burgess, afirmó que el sospechoso parece haber actuado por su cuenta y que no hay motivo para elevar el nivel de amenaza terrorista.
“En este punto parece que fueron acciones de un individuo”, afirmó Burgess, jefe de la Organización Australiana de Inteligencia de Seguridad.
Una transmisión en directo mostró el ataque. En las imágenes, se ve a un hombre acercándose al altar, con un cuchillo en alto, y luego atacando al párroco, desatando el pánico entre los feligreses.
Tras el ataque, más de 500 manifestantse se enfrentaron a la policía antimotines, que los contuvo para impedir que ingresaran a la iglesia a linchar al adolescente detenido.
“La gente usó lo que tenía a mano en la zona, como ladrillos, concreto, estacas, para agredir a la policía” y lanzar objetos contra los policías y sus vehículos, completó.
Precisó que la multitud causó daños a unos 20 vehículos policiales.
El barrio donde ocurrió el ataque alberga a la pequeña comunidad cristiana asiria, conformada en buena medida por personas que huyeron de la persecución y la guerra en Irak y Siria.
AFP