El juicio contra el español Daniel Sancho, sin espacio en los medios tailandeses

El juicio contra el español Daniel Sancho, sin espacio en los medios tailandeses

 

La nube de periodistas españoles que sigue en la isla tailandesa de Samui los movimientos del juicio contra el español Daniel Sancho contrasta con la ausencia de medios de Tailandia, donde el proceso por el supuesto asesinato del colombiano Edwin Arrieta no tiene apenas cobertura.





Desde que el pasado día 9 de abril comenzara el juicio, que se reanuda mañana tras un receso el viernes y hoy por una festividad budista, el canal público Thai PBS ha sido de los pocos en informar del caso en su página en inglés y a través de una agencia internacional.

Si bien las órdenes del juez en la primera sesión de vetar el acceso a los periodistas y prohibir a todos los asistentes que informen de lo que ocurre dentro de la sala, algo poco frecuente en los juicios en el país asiático, no han ayudado a la cobertura, el vacío informativo local contrasta con el interés inicial.

Los medios tailandeses fueron los primeros en informar el pasado 3 de agosto sobre el hallazgo ese día de unos restos humanos, que resultaron ser de Arrieta, en un vertedero de la isla de Phangan, unos 22 kilómetros al norte de Samui, y siguieron con gran atención el primer desarrollo de los acontecimientos.

En la misma comisaría de Phangan se concentraron medios tailandeses cuando Sancho fue formalmente detenido el 6 de agosto, según pudo presenciar entonces EFE.

El joven, de 29 años, acudió allí a denunciar la desaparición de Arrieta la noche del 3 de agosto, quedando ya bajo custodia policial pues los agentes le habían identificado como sospechoso tras ver su imagen en las cámaras del único supermercado de la isla que vende las bolsas de basura en las que estaban los restos humanos.

Sancho confesó el crimen en la comisaría, si bien luego se declaró no culpable ante el juez y mantiene su inocencia. La Fiscalía le acusa de asesinato premeditado, castigado con una condena máxima de pena capital, que Tailandia apenas aplica.

El perfil mediático del caso, al revelarse la identidad de Sancho, hijo y nieto de los actores españoles Rodolfo Sancho y Sancho Gracia (conocido por sus apellidos), disparó desde el comienzo también el interés de la prensa española, que se desplazó a Phangan una vez salió a la luz el suceso, mientras los medios tailandeses lo seguían de cerca.

La prensa local cubrió su evolución igualmente con la entrada en escena del entonces subdirector de la Policía de Tailandia Surachate Hakparn, conocido como “Big Joke” y de perfil también mediático en el país, quien se convirtió en la cara visible del caso ofreciendo ruedas de prensa y entrevistas con controvertidas declaraciones.

“Big Joke” está siendo actualmente investigado por su supuesta implicación en un caso de corrupción ajeno a la investigación del español, lo que la prensa tailandesa ha vuelto a cubrir centrada en la presunta red de sobornos.

Con Sancho en prisión provisional desde el 7 de agosto, el primer frenesí mediático amainó, y tras el retorno a casa de los medios extranjeros los tailandeses desviaron su atención hacia otros sucesos ocurridos en el reino asiático.

Aunque el comienzo de la parte oral del juicio, que está prevista concluya el 3 de mayo, trajo de regreso sobre todo a medios españoles, los tailandeses ya no han vuelto a dedicar prácticamente atención al supuesto crimen.

“Creo que los medios tailandeses informarán de nuevo sobre el caso cuando termine el juicio” y el tribunal de Samui dicte sentencia, apunta a EFE un camarógrafo tailandés que colabora con el Canal 7 de la televisión local.

La ausencia de medios tailandeses durante el proceso coincide con lo que sucedió durante el juicio contra el español Artur Segarra por el asesinato y descuartizamiento en Bangkok en 2016 del también español David Bernat.

Entonces, los medios locales, que siguieron de cerca las informaciones del suceso, se ausentaron durante todas las declaraciones de testigos y solo acudieron el día en el que se dictó la sentencia a pena de muerte. EFE