A finales de enero, los estrategas del presidente demócrata Joe Biden se encontraban desconcertados. No obstante, los buenos resultados de la economía, y los sucesivos enredos judiciales de su adversario, el populista republicano Donald Trump, el mandatario veía que el expresidente –a quien Biden derrotó por estrecho margen en 2020– tomaba considerable ventaja en las encuestas.
Por El Tiempo
El 26 de enero, el promedio de los principales sondeos que lleva el portal de noticias políticas Real Clear Politics (RCP) presentaba a Trump con 47,3 por ciento de las intenciones de voto, contra 43 por ciento de Biden, 4,3 puntos porcentuales de ventaja, un margen amplio si se tiene en cuenta la estrechez del resultado de las elecciones estadounidenses de este siglo.
Por aquellos días, la sensación de que Trump ganaría las elecciones de noviembre era dominante. Una encuesta de la universidad Siena College para The New York Times mostraba que 48 por ciento de los votantes pensaban que Trump triunfaría, contra apenas 39 por ciento que consideraba que Biden sería reelegido.
La imagen de un presidente anciano, con fallas de memoria y capacidades limitadas para afrontar los problemas internos tanto como las tensiones bélicas en el mundo, ponía en duda el que Biden se mantuviera como una opción para la candidatura demócrata, mientras su oponente, asediado por media docena de procesos judiciales, se acomodaba cada día más en su postura de supuesta víctima de una justicia politizada.
Doce semanas después, el mismo promedio de sondeos de RCP registra un empate casi exacto: Trump con 45,6 por ciento, y Biden, en dinámica de ascenso, con 45,4 por ciento, a escasas dos décimas de diferencia. Son cifras significativas ahora que, tras barrer en la primera tanda de elecciones primarias desde febrero, ambos tienen casi asegurada la nominación de sus respectivos partidos.
Las particularidades del sistema de elección presidencial en Estados Unidos hacen que, a veces, más que el promedio nacional de las encuestas, la clave sea cómo va la carrera en los estados cuyos delegados al Colegio Electoral –encargado de escoger al nuevo mandatario– resultan decisivos.
Por la experiencia de décadas recientes, los analistas consideran que Wisconsin, Arizona, Georgia, Míchigan, Pensilvania, Carolina del Norte y Nevada son los estados que pueden marcar la diferencia. Los llaman Top battlegrounds –principales campos de batalla–, y en ellos el promedio de encuestas sigue favoreciendo a Trump por 48 por ciento contra 45,5 por ciento de Biden, una diferencia de 2,5 por ciento.
Pero lo interesante es la evolución: a inicios de febrero, esa diferencia era casi de cinco puntos porcentuales, el doble. Mientras las intenciones de voto por Trump en esos estados parecen haber tocado un techo en 48 por ciento, Biden experimenta un claro ascenso de un punto por mes este año, para acercarse al 46 por ciento.
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