El mortífero ataque de este viernes contra la ciudad ucraniana de Dnipró (centro) pone de relieve que millones de ucranianos siguen desprotegidos debido a la falta de defensas aéreas y a la intensificación de bombardeos rusos, aunque Ucrania consiguiera este mismo día derribar por primera vez un bombardero estratégico ruso.
“Da la impresión de que el mundo se ha vuelto un tanto indiferente y nos ha abandonado”, dijo a EFE Ludmila Primenko después de que un ataque con misiles contra la infraestructura ferroviaria matara a dos personas en la capital de la provincia de Dnipropetrovsk y seis en una localidad cercana.
Esta vecina de Dnipró, de 32 años, se despertó a las cinco de la mañana con el sonido de una explosión, a la que siguieron más, una tras otra, aunque poco pudieron hacer ella, su marido y sus hijos, de tres y seis años, salvo aguardar y esperar que las explosiones no les alcanzaran.
“En esta parte de la ciudad no hay aparcamientos subterráneos bajo los edificios en los que pudiéramos resguardarnos de los misiles”, explicó.
De todas formas, reaccionar a cada alarma antiaérea haría la vida imposible en una ciudad donde las alertas se activan varias veces al día y donde las explosiones a veces resuenan antes de que llegue la advertencia.
A pesar del peligro siempre presente, la mayoría de los habitantes simplemente hacen su vida, esperando que durante el próximo ataque la suerte esté de su parte.
“No tenemos dónde escondernos, pero no entramos en pánico”, dijo Primenko.
Detener el terror ruso
Ahora que la infraestructura ferroviaria de Dnipró se ha convertido en objetivo ruso, Primenko, que vive a escasos cientos de metros de un importante nudo, está más preocupada.
También teme que Ucrania se está viendo olvidada por sus aliados precisamente en un momento en el que necesita desesperadamente defensas antiaéreas modernas.
El ataque de este viernes supone el segundo en tres días contra un gran centro urbano, después de que 18 personas murieran en Cherníguiv, mientras que decenas de misiles y drones han sido lanzados esta semana contra múltiples zonas habitadas.
“Esto es una estrategia de terror deliberada por parte de Rusia, hecha posible por la suspensión del suministro de ayuda militar estadounidense a Ucrania”, afirmó la analista de asuntos internacionales Olga Tokariuk en sus redes sociales.
Ucrania está a punto de quedarse sin munición para sus defensas aéreas y solo cuenta con unos pocos sistemas modernos, como los Patriot o los SAMP-T, capaces de interceptar misiles balísticos.
Obtener más ha sido el eje de las discusiones del ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmitró Kuleba, con sus compañeros de los países del G7 este jueves, tras la decisión alemana de enviar una batería Patriot adicional y munición.
“Este horror enfatiza de nuevo la urgencia de recibir sistemas adicionales de defensa antiaérea y misiles”, afirmó tras el ataque de Dnipró, y resaltó que espera “rápidos progresos” en esta cuestión.
Luchar y adaptarse
A pesar de la escasez de defensas antiaéreas modernas, Ucrania ha conseguido derribar un bombardero estratégico ruso Tu-22M3 y evitar que otro lanzara misiles, anunció este viernes la inteligencia militar.
La muerte de dos tripulantes también es una pérdida “dolorosa y a veces irreparable” para Rusia, según el analista militar Oleksandr Kovalenko, ya que su entrenamiento “cuesta tanto como el propio avión”, según escribió en su canal de Telegram.
No obstante, solo es el primero de estos aviones derribado por Ucrania y Rusia dispone de docenas de ellos, según los analistas.
Para Primenko y millones de otros ucranianos, la amenaza de otros ataques no desaparecerá a no ser que los aliados envíen asistencia militar pronto.
“Todos creen que esto va a durar mucho tiempo. Pero aún así tenemos que seguir viviendo de alguna manera”, dijo a EFE.
EFE