Los últimos acontecimientos a nivel mundial y muy particularmente en el continente americano, en torno a la práctica desde el poder político y gobiernos para instalar en contra de la voluntad de los pobladores de esos países, estructuras concebidas para una progresiva desnaturalización del ser humano, la vulneración de los valores éticos y el marco legal e institucional, donde deben sujetarse todos para poder vivir en sociedad, han generado el momento cumbre de una transición.
Este período de tiempo de combate electoral básicamente se establece entre dos argumentos: el bien y el mal. Es crucial que los dilemas no asalten y se puedan llevar las riendas en cada espacio donde se tenga que aplicar las aptitudes con que se cuenta. Esta suposición que debe concretarse, descansa sobre el sentido equilibrado entre el Estado y la sociedad civil, para la creación, promoción y resguardo institucional, que cubre por supuesto a los poderes públicos.
Uno de los aspectos de la ocupación ideológica, por ejemplo en el sur de América, es de convertir a los ciudadanos en una especie de súbditos pero al estilo moderno; es decir, un individuo alienado, sin aspiraciones, con tantas dificultades que superar, incluso aquellas más urgentes como las que derivan de los pésimos servicios públicos, que le es imposible practicar algún tipo de iniciativa con aliento en el tiempo. Ya les es a los habitantes de Venezuela en extremo difícil y a veces riesgosa, centrarse en una actividad creadora o de idealismo, para sus propios planes como individuo, familia o sociedad.
Aquí es donde el sujeto entendiendo su peso en la decisión para el curso que va a tomar la transición, se restablece como un individuo con profundo y sentido compromiso personal, de modo que la transición pueda llegar a convertir a Venezuela, en un país de ciudadanos que practiquen la libertad, responsabilidad y la democracia.
Es conveniente repetir que Venezuela es un país hermoso, mil veces privilegiado por sus ambientes naturales principalmente, incluyendo los yacimientos de recursos minerales y también por episodios en la historia dignos de estudiar y admirar más.
Está claro que con los avances tecnológicos industriales, las innovaciones disruptivas y la cada vez más doméstica y diseminada IA, aquellas dominaciones ideológicas en extremo dañinas, están en extinción; esto no es el fin del mundo ni de los viejos tiempos, para nosotros es el amanecer de los nuevos.
@abrahamsequeda