Afortunadamente vivimos el momento de ver el principio de lo que creemos será el renacer de la democracia en Venezuela. Como dijimos en nuestro último artículo publicado, “después de los desencantos causados por la abstención, pareciera que nuestra esperanza en el voto hubiera surgido como el despertar de la gran pesadilla a la que nos condujo la delirante Oposición en su lucha por ‘cambiar el régimen’, lo que visualizamos como el surgimiento del esperanzador bloque de arrepentidos, que asumió la debacle generalizada con la reflexión para cambiar la lucha pesimista, que nos condujo a la desesperanza y al fracaso”.
Este acontecer, que nos hace sentir la alegría de la satisfacción, de no haber gastado energía en vano, y hace renacer en nosotros ese halito de esperanza que siempre nos ha acompañado, creyentes como siempre en que Venezuela, con el vigente gentilicio que la ha caracterizado, será un país motor de la democracia y el desarrollo de América Latina. Nunca podemos olvidar ese don divino que ha hecho de Venezuela un norte en beldad territorial y guía espiritual para concebir los mejores dones como libertario y democrático.
Hoy, cuando celebramos el regreso de la hilaridad y el raciocinio de la Oposición; cuando vemos un inicio en el renacer de la política; cuando se refuerza el deseo de votar; cuando insólitamente surge la racionalidad en el liderazgo para lograr un candidato de mayoría único, que, aunque pareciera una verdad de Perogrullo, en nuestro interno entendemos el necesario cambio del liderazgo o cambio de forma de hacer política. Entendimos que nunca se lograría ese cambio para el renacer, si los líderes de los partidos no unen esfuerzos de unidad para lograrlo; esa UNIDAD que propuso “fortalecer el sistema democrático venezolano, garantizar los derechos humanos, consolidar la soberanía nacional, alcanzar una sociedad productiva, justa y libre, y el mayor nivel de bienestar para sus ciudadanos, todo ello basado en los preceptos de la Constitución de Venezuela”. Esa UNIDAD donde se presentaron propuestas programáticas bajo el nombre de “100 soluciones para la gente”, para ampliar el contenido político y social de la coalición opositora; la que hoy, con la participación de una gran mayoría de partidos ?se une a un candidato para hacer la mayor minoría partidista que puede lograr la victoria electoral el 28 de Julio. Pareciera, que se ha tomado el rumbo electoral, se nos alienta la confianza que pareciera haber surgido en el voto como medio constitucional del cambio y la alternabilidad; y pareciera, como dijimos antes, que, a pesar de la coyuntural diatriba generada por la inhabilitación de María Corina Machado, los venezolanos dentro y fuera del país, con racionalidad queremos cambiar la historia. Dejar en el olvido ese trozo de la historia que los estudiosos han concentrado en el trauma económico, el olvido de la producción, de la inseguridad personal, la persecución política y otros traumas conformantes del fenómeno migratorio venezolano, que con estadísticas ciertas o no, se estima en más de 7 millones de venezolanos que han salido del país, que como dicen los analistas, “resume el más terrible de los escándalos sociales: gente que huye de la desesperanza. Son millones los venezolanos que han cruzado las fronteras porque se niegan a vivir en un lugar ?su propio país? en el que han sido destruidos todos los engranajes para alcanzar una vida mejor. Se huye de esa combinación letal que es pobreza y desesperanza”.
Como dijimos antes, creemos que son muchos los avatares que aún falta por vencer, pero vemos en el ánimo de la Oposición al seleccionar a Edmundo González Urrutia como candidato único, el hálito del pensar en lograr el renacer de un cambio del Poder Ejecutivo, que con visión de futuro se impregnara de los mejores profesionales para la renovación de ese Poder, que quiérase o no, es el que durante mucho tiempo ha decidido en todos los ámbitos del gobierno.
Pareciera que estuviéramos en un renacer político que no tiene vuelta atrás; solo nos falta insumir buen ánimo para con el voto derrotar la pesadilla. En este sentido, nuestra sugerencia de que, aprovechando el intelecto en los integrantes de la Unidad, ir seleccionando los más capacitados en funciones publicas para ir integrando las comisiones presidenciales y ministeriales para dar a luz los programas necesarios para las reforma ejecutiva y administrativa, que implementen y propongas las acciones necesarias para rehacer e impulsar la economía necesaria para el progreso. De igual manera, ir preparando los programas para la transición, que debe hacerse y ocurrir en un clima de paz y concordia. Simultáneamente, programar las necesarias auditorias, con el fin de delimitar los niveles de progreso y/o atraso, donde se vislumbren las fallas, faltas o delitos por mala gerencia, donde jugaran un papel primordial los órganos administrativos disciplinarios y judiciales.
Será también de relevancia, iniciar la reprogramación de la participación de los miembros de la Fuerza Armada Nacional en cargos de dirección y gestión gerencial en la Administración Pública, conforme al Orden Constitucional y la legislación militar; especialmente en lo pautado en el artículo 330 de la Constitución.
¡Dios bendiga a Venezuela!
@ Enriqueprietos