No voy a entrar en el tema del laberinto electoral. En este respecto cualquier cosa puede ocurrir. Es como un juego de marionetas que la hegemonía despótica y corrupta trata de manejar a su antojo. Ya veremos.
Pero la subida al tablero de la escena política de mi fraterno Edmundo González Urrutia, tiene un significado más profundo. Es el significado de que hay otra Venezuela.
Me explico: a lo largo del siglo XXI, nos hemos acostumbrado, lamentablemente, al horror de la cosa pública como el máximo bochorno y descaro. Cualquier matiz de dignidad ha desaparecido.
El predecesor fue como un motor para la degradación de la política y la vida pública. Y el sucesor, intentando imitar, ha sido y es tan grotesco …
[12:07 a. m., 27/4/2024] Fernando Luis Egaña: Un abrazo.
[9:06 a. m., 30/4/2024] Fernando Luis Egaña: Nuevos horizontes
Fernando Luis Egaña
Siempre son posibles, aunque la dolorosa experiencia indique lo contrario. La tragedia nacional del siglo XXI, no sólo no ha concluido sino que la hegemonía causante se ufana de que continuará imperando por las malas y las peores.
Algunos sostienen que la presión internacional no lo permitirá. Con todo respeto, pero no creo en la presión internacional. Al menos no en el caso que nos ocupa.
Otros plantean que se despeja la ruta electoral. Ojalá y así fuera, pero ello no es congruente con un despotismo dispuesto a todo.
Lo que sí debe dar esperanza es el rechazo social debidamente encauzado por los amplios caminos de la Constitución.
Ya no hay ausencia de liderazgo opositor, efectivo y comprometido. Eso es una razón de aliento.
Ese liderazgo tiene un desafío al que la palabra histórico no le queda grande: abrir la senda del cambio de raíz que nos permita ver los nuevos horizontes. Y hacerlos realidad.