A 30 años de la muerte de Ayrton Senna: por qué se convirtió en un mito de la Fórmula 1 que supera lo deportivo

A 30 años de la muerte de Ayrton Senna: por qué se convirtió en un mito de la Fórmula 1 que supera lo deportivo

Ayrton Senna fue más allá del piloto y del propio deportista (Photo by Jean-Loup GAUTREAU and Pascal PAVANI / AFP)

 

Por su impronta de súper héroe que pareció imbatible y ser dueño de hazañas increíbles, en especial bajo la lluvia, Ayrton Senna representa aún hoy ese piloto admirado por millones, que llevó el automovilismo más allá del propio deporte. Sus números en una década son contundentes, pero aquel 1 de mayo de 1994, tras sufrir su fatal accidente en Imola, pasó a la inmortalidad por su combatividad, talento, sus luchas contra el sistema y la gloria que supo conseguir en la Fórmula 1.

Por infobae.com





Nacido el 21 de marzo de 1960 en San Pablo, desde chico demostró su personalidad cuando le pidió a su padre Milton que lo llevara al Kartódromo de Interlagos a practicar en los días de lluvia. No era solo la diversión de un niño, sino esa disciplina y perseverancia que desde muy chico lo llevó a ser el mejor piloto del mundo en su época.

Llegó a Europa en pleno auge del súper profesionalismo de los pilotos, cuando la preparación física comenzó a ser determinante con los motores turbo en la F1, que en el ecuador de los años ochenta orillaron los 1.000 caballos de potencia. Se hizo fuerte en Inglaterra, con un clima que solo por las lluvias se asemejó a su San Pablo natal. Se movió como pez en el agua en las húmedas y frías pistas británicas, en las que fue campeón de la Fórmula Ford y Fórmula 3.

En esos comienzos en Europa golpeó fuerte por sus títulos, pero también porque dejó en claro su personalidad. Casi se agarra a trompadas con el argentino Enrique Mansilla en una carrera de Fórmula Ford.

Por entonces puso al automovilismo por encima de todo y su temprano divorcio con Lilian Vasconcellos en 1983 lo focalizó por completo en su profesión, que lo catapultó a la F1 en 1984. No tuvo el presupuesto necesario para correr con WilliamsMcLaren y Brabham, con los que había realizado pruebas. La oportunidad llegó en Toleman, un equipo menos competitivo, y con los TG183B y TG184 diseñados por Rory Byrne (ingeniero que luego se destacó en Ferrari en la época de Michael Schumacher) el brasileño se pudo demostrar su potencial.

El 3 de junio de 1984, en su primera temporada, empezó a tomarle el gustito a Mónaco, donde sigue siendo el máximo laureado con seis triunfos (con cinco se ubican Graham Hill Michael Schumacher). Bajo un aguacero brindó un show de superaciones en el que dejó atrás a campeones como el finlandés Keke Rosberg (Williams), el austríaco Niki Lauda (McLaren), y otro destacado como el francés René Arnoux (Ferrari). Quedó segundo y cuando se dispuso a superarlo al francés Alain Prost (McLaren), el director de la carrera, el ex piloto Jacky Ickx, dio por terminada la competencia con 31 de las 76 vueltas cumplidas por un tema de seguridad. Todo el mundo conoció a ese joven de 24 años, que comenzó a ser mirado de costado por las principales estrellas, como ProstLauda (ese año logró su tercer título), Rosberg y el entonces bicampeón mundial, Nelson Piquet (Brabham), quien sintió una amenaza en su compatriota.

El episodio en el Principado fue la primera de algunas de injusticias y supo que en la F1 las influencias, políticas e intereses creados iban a estar a la orden del día. Pero supo “tragar mierda” como dijo alguna vez Marcelo Bielsa y con “el tiempo todo se equilibró”. Y la primera gran revancha la tuvo con su bautismo triunfal, el 21 de abril de 1985, en el Autódromo de Estoril, Portugal, donde hizo la pole positions (mejor lugar clasificatorio) y venció con lluvia a bordo del icónico Lotus de color negro y la publicidad de la tabacalera. Venció por más de un minuto (1m02s978/1000) sobre el italiano Michele Alboreto y su Ferrari. Fueron los únicos que terminaron con el total de vueltas.

Otras cinco victorias lo ubicaron en la cúspide y ya era uno de los mejores. El 31 de mayo de 1987 llegó otro de sus hitos y fue el primero de sus seis triunfos en Mónaco.

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