El concepto de cushioning ha adquirido cada vez más popularidad en el mundo de las citas, y esta no puede ser una buena señal. Después de todo, se trata de una práctica en las relaciones que termina por ser perjudicial para las personas involucradas.
Por GQ
Ya antes hemos hablado de ghosting, pocketing, cloaking y más tendencias de las personas en sus prácticas románticas al momento de distanciarse de un posible romance o de simplemente cortar contacto con alguien, y en ninguno de estos casos hemos visto buenos resultados. Ahora, ha llegado el cushioning como una nueva moda que también se encuentra lejos de las habilidades de comunicación que podríamos esperar de adultos en el mundo de las citas, pero que lamentablemente no es así.
El cushioning se suma a los conceptos sobre la forma en que nos relacionamos en el siglo XXI que nos hacen dudar seriamente de la posibilidad de encontrar el amor en las apps de citas o siquiera en una fiesta, pues parece ser que hay más historias de personas que a las pocas citas desaparecen o comienzan a comportarse de forma extraña, que de casos de éxito y compromiso. Esto ha llevado a que la gente ya sienta más atención y cuidado en una aplicación para tener pareja virtual realizada con inteligencia artificial, que un intento de relación en la vida real. Pero, ¿de qué hablamos exactamente con este nuevo concepto?
¿Qué es el cushioning?
El cushioning consiste en que una persona, aunque ya tenga una pareja principal, mantenga contacto con varias otras personas como una especie de respaldo por si algo sale mal en su relación. A estas personas con las que se mantiene contacto de forma secundaria, se le denomina “cushions” que significa “cojines” en inglés y que hacen referencia al hecho de que mediante estos vínculos secundarios, una caída sería menos drástica al tener dónde recargarse y no caer directo al piso, como haría una almohada o un cojín. Algo así como el evitar poner todas las expectativas en una sola persona, para que si algo sale mal, existan otras opciones para aliviar el malestar… suena bastante común, ¿no lo crees?
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