La semana pasada, el clamor de la comunidad internacional fue ensordecedor. Hasta el mismísimo Zapatero, su sumó al emplazamiento, por aquello que cuando la nave se va a pique los primeros en abandonarla, son cierta clase de roedorcillos
-Pero si yo pierdo por paliza como lo anticipan, hasta las encuestas más venales y tengo que entregar el “coroto” -se quejó muy melindroso el hasta pocos minutos autoconsiderado un súpebigote- ¿En que escondrijo voy a meterme para no ser condenado por los pecadillos que he perpetrado desde marzo de 2013 y que seguiré perpetrando a menos que me lo impidan?
No es un asunto meramente individual. Al oír lloriqueo semejante, la llamada “Primera Combatiente” reconvino de manera acree a su amadísimo marido:
-¿Me vas a dejar, so imbécil, otra vez, sola, triste y abandonada, como la tarde del dron magnicida cuando huiste, su solo, cual gallina clueca, a bordo de una motoneta al grito de guerra: “¿Rescatar, yo, a la Primera Comandanta del Capitalismo Salvaje? ¡Qué va oh! ¡Esa vieja que se jd…!
Los pretendidos mediadores internacionales no saben nada. El narcotirano y sus compinches no se aferran al Poder por amor a la Patria. Ni por nacionalismo. Ni por un inexistente fervor revolucionario. No dimiten porque no vislumbran un lugar para un exilio dorado.
Si la “Primera Combatiente” logra, luego de emplazamiento tan romántico, su boleto aéreo para el ansiado refugio, la correspondiente cabecera de pista del aeropuerto, será bloqueada por Nicolasito. Pero a este último no se agregan, el Hombre del Mazo Dando, los Hermanos Depravado, el general Madrino, la aeronave seguirá sin poder alzar el vuelo. El efecto cascada se elevará al cubo. Desde los narcogeneralores hasta los torturadores más barriobajeros exigirán su correspondiente espacio aunque sea de polizones en el tren de aterrizaje.
En ningún país hay cupo para tanta escoria. Cuba, ya no es un lugar confiable. El caso de John McCaffey, celebérrimo creador del antivirus informático, lo confirma. Después de exprimirlo, de comérselo, de bebérselo, de chuparle su inmensa fortuna, durante su refugio en la Isla, Raúl Castro y su pelele Díaz-Canel, lo echaron al mar. Al final, el náufrago fue a dar con sus huesos a la penitenciaría de San Esteban Sasroviras, Barcelona, España, donde murió en circunstancias extrañas.
Vladimir Putin, es peor opción. El sistema bancario ruso, in solidum, ha estado al servicio de la legitimación de cuanto dinero sucio proviene de la narcorrepubliqueta, en referencia. Sus narcocorruptos le están muy agradecidos, al señor Putin, por el celestinaje. Solo que este último, sabe con precisión, los dígitos de cada fortuna y aplicará su propia justicia conmutativa. Quiere decir, vacuna directamente proporcional, a los millones de cada megafortuna. Y el que no pague “lo suicidan”. Además, está el frío y las barreras idiomáticas. Un nativo de Cúcuta, otro de El Furrial o de Barranquilla, como el “embajador” Saab, no aguantan 40º bajo cero en Vladivostok y comunicádose, nada más que por señas.
El camarada (¿?) Tayyin Erdogan es un “baisano vendo corte barato” capaz de entregar su agüelita a cambio de unos miserables dólares. Lula Da Silva y Petro, lo mismo. Además, últimamente han sufrido supuestas punzadas de demócratas, ahí, donde el bolsillo trasero de sus pantalones, pierde su decente nombre.
¿Qué es “salir por las buenas” para la gentuza que ha destruido Venezuela? La “Republiqueta Robolucionaria de la Isla de los Corruptos” o “The Bolivarian Republic of Mega-Corrup Island” -porque el nombre en inglés le agrega soberanía- es la única solución para los susodichos saqueadores. “Corrupt Island”, sería un verdadero santuario a prueba de escuadrones de capturas; de cazarrecompensas, de los alertas rojos, azules o hasta morados de INTERPOL; pero sobre todo, a salvo de las estorbosas extradiciones. De solo oír esta última palabra, los potenciales “corrupto-isleños” sufren shocks, anafilácticos.
Los que se quejen, que “Corrupt Island” equivale a impunidad de quienes han narcotraficado, matado, torturado, bailado salsa después de asesinar jóvenes desarmados, depredado el medio ambiente y sobre todo, asaltado nuestro Erario Público, se equivocan. Sus lingotes de oro -a lo “Enfermera” de Hugo Chávez- sus Ferraris, bodegones, relojes de un millón de dólares; pent-houses de ultralujo, sus damas prepago, sus toneladas de dinero en efectivo para evadir los seguimientos bancarios sumergirán, “Corrupto Island” en las profundidades del Océano Pacífico, como han hundido a mi amada Venezuela. Y el resto correrá por cuenta de los tiburones que merodeen por el mar territorial del respectivo atolón.
Ningún aparato digestivo es capaz de procesar tanta mugre moral. Habrá que hacerles limpieza intestinal a tales animalitos. Los pobres.
@omarestacio