“Dios mío yo nunca había visto tanta gente junta en Coro” fueron las palabras de la líder de la oposición, María Corina Machado, al subirse a un camión que fungía como tarima. Cuatro calles que confluían en el punto de la concentración, se convirtieron en una avalancha de gente y también de esperanza.
Irene Revilla/ Corresponsalía la patilla.com
Desde que entró al estado Falcón, recorriendo pueblos como Tucacas y Chichiriviche, María Corina fue recibida con emoción por los lugareños, quienes en otrora habían sido fieles al chavismo. Pero el hastío por la deficiencia en los servicios públicos, la decadencia en la calidad de vida y la migración de muchos falconianos, han sido fuertes razones para desencantarse del Gobierno.
Al sector popular Curazaíto, donde se anunció el encuentro con Machado, los falconianos llegaron como pudieron, aun cuando casi no había transporte público por haber sido un día feriado.
Este 1° de mayo fue sorprendente cómo familias enteras caminaban por las calles de Coro para llegar a la concentración, bajo un sol inclemente. Otros pagaban un dólar o 50 bolívares para llegar al lugar, mientras que muchos se organizaron en sus pueblos para pagar una buseta entre todos y finalmente poder estar cerca de María Corina.
“Queremos verla, escucharla, ver lo que nos va a decir. Ella va a hacer la presidenta, en ella tenemos la esperanza”, dijo María Eugenia Rojas que llegó en una buseta a las 10:00 am y dijo haberse comido “un perrito” para aguantar “la pela”.
La visita estaba prevista a las 4:00 pm, pero fue imposible que llegara a esa hora, pues en todos los pueblos desde Tucacas detenían los vehículos de su caravana para abrazarla. “Más que para hablar de los problemas, que ya todos sabemos que tienen como vivir sin agua, hablan de esperanza, de confiar en un cambio electoral”, dijo María Corina Machado al preguntarle por el efusivo recibimiento que le dieron en los pueblos de la costa oriental de Falcón.
Calles repletas
A las 2:00 pm ya el asfalto de la calle Progreso no se veía, por lo que era imposible que por allí pasara el camión que dispusieron para que María Corina Machado se subiera. Los vecinos no desestimaron montarse en sus platabandas para tener una mejor visión de lo que fue una de las concentraciones más concurridas en la historia de Coro.
Llegaban en grupos familiares, con niños en brazos, en coches, personas con discapacidad, en sillas de ruedas, con bastones, hasta mujeres embarazadas. Y no faltaron quienes también llevaron a sus mascotas.
Entre chupis, consignas y termos con agua, la gente esperaba sentada o parada en las calles hasta la llegada de la líder opositora. Cuando por fin llegó María Corina, pasadas las 5:00 de la tarde, el lugar se desbordó entre consignas, gritos y aplausos. La gente le entregaba ganchos para que se sujetara el cabello y rosarios, muchos rosarios, para que se los colgara como al cuello y mantuviera pegada en su pecho esa protección divina; incluso, una niña subió al camión en medio de un mar de llanto para recibir su bendición.
Aunque el camión se llenó rápidamente de políticos y líderes regionales, la muchedumbre gritaba que se bajaran y les permitieran ver a esa mujer que revivió la llama de la esperanza para un cambio. “Que se bajen, que se bajen”, coreaban los que estaban detrás del camión.
María Corina debió subirse sobre unas cornetas, mientras un hombre la sujetaba de la cintura, en una maniobra que evidencia el temple y carácter de la personalidad de la líder opositora. Desde allí dio su discurso, en el que no olvidó invitar a las mujeres para que continúen la lucha, por sus hijos y sus familias. Para recordarles a todos los presentes que en un país libre no existe una bolsa de alimento, porque pueden trabajar y ganar dinero para comprar la comida que quieran.
Espontaneidad de la gente
Uno que quedó detrás de la concentración fue Omar Rojas, habitante de Coro. Dijo que salió de su trabajo corriendo para llegar a la concentración. “No es igual verla por las redes, porque uno viene y siente la emoción. Además, se da cuenta que muchos vienen sin necesidad de estar obligados, la gente quiere un cambio y es lo que estamos esperando”.
El discurso culminó casi a las 7:30 pm, y poco a poco la gente fue saliendo del lugar: unos en motos, otros en buses de regreso a sus hogares. Afortunadamente, no hubo hechos lamentables ni enfrentamientos, aunque en el lugar estuvieron funcionarios del Sebin en todo momento y debidamente identificados.
Las cuatro calles a la redonda que estaban completamente colapsadas, se fueron vaciando poco a poco, aunque se seguían escuchando las consignas y las banderas se veían ondeando, insuflando esperanza en el espíritu de la gente.