La Justicia norteamericana ya emitió condena contra el padrastro del niño y se espera la sentencia definitiva, que podría ser la pena de muerte o la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. La madre también podría pasar toda su vida en prisión
En una triste mañana de diciembre de 2021, el frío exterior no era comparable con la helada atmósfera dentro de un modesto apartamento en Biloxi, Mississippi. Aquí, un acto de violencia inimaginable estaba a punto de desplegarse, uno que involucraba a un niño pequeño cuyo único delito había sido su inocencia y vulnerabilidad.
Por Infobae
Joseph David Heard, un hombre de 41 años, ya estaba en un estado de irritación exacerbada esa mañana. El pequeño de 2 años Hayden Lee Bataille, con sus rizos rubios y ojos llenos de una alegría infantil ahora mermada, había cometido el “error” de ensuciar su pañal durante la noche. Este incidente doméstico trivial detonó una respuesta desproporcionada y brutal por parte de su padrastro. La situación empeoró cuando el niño, obedeciendo un pedido simple de sacar un jugo de la nevera después de su baño, no cumplió con la rapidez que Heard demandaba.
Los golpes comenzaron sin advertencia. Puñetazos dirigidos con fuerza brutal al abdomen y la cabeza del pequeño, cada uno acompañado de gritos que solo servían para intensificar la ira de Heard. A medida que los golpes continuaban, el llanto desesperado de Hayden resonaba por las paredes del apartamento, un sonido desgarrador que pronto atrajo la atención de su madre, Hailey Lynn Bataille Heard.
Bataille Heard, enfrentada con la violenta escena de su esposo golpeando a su hijo, tomó una decisión devastadora en un intento desesperado por silenciar el llanto del niño. Cubrió la boca y la nariz de Hayden con su mano, esperando calmarlo. En lugar de esto, sus acciones condujeron a una consecuencia fatal: Hayden comenzó a tornarse azul, luchando por cada bocanada de aire, hasta que finalmente, su cuerpo no pudo soportar más y se deslizó hacia un silencio permanente.
La revelación en el juicio
Durante el juicio, se revelaron los horrores que Hayden había sufrido. Los testimonios de los primeros respondedores y las imágenes mostradas a la corte ilustraron la severidad del abuso. El niño estaba cubierto de moretones, evidencia de golpes repetidos, y presentaba fracturas antiguas y recientes que hablaban de un patrón de violencia prolongado. La autopsia confirmó que, además de los golpes, Hayden había muerto por asfixia.
Contrastando con la brutalidad de los actos descritos, Joseph Heard se presentó en el estrado como un hombre desesperado por salvar a su hijastro. Negó toda participación en el abuso, describiendo un escenario donde encontró a Hayden sin respirar y trató de reanimarlo mediante RCP. Estas afirmaciones se enfrentaron con pruebas abrumadoras y testimonios que pintaban un panorama completamente diferente de la dinámica en su hogar.
La fiscalía, representada por George Huffman, desplegó un arsenal de evidencias que iban desde registros de moretones en el cuerpo de Hayden hasta búsquedas en internet realizadas por Heard buscando métodos para ocultar las huellas del abuso. El testimonio de los paramédicos y la policía corroboró la gravedad y frecuencia de las lesiones del niño, que presentaba signos tanto recientes como antiguos de trauma físico.
La batalla en la corte se centró en la narrativa de control y abuso, con la fiscalía argumentando que Heard ejercía un dominio violento sobre su esposa y su hijastro, mientras que la defensa de Heard, dirigida por Donald Rafferty, insistía en que la madre del niño había sido la autora del acto final que terminó con su vida. Este contrapunto de narrativas buscaba influir no solo en la percepción del jurado sino en la sentencia final.
Las emociones afloraron especialmente durante los testimonios de Hailey Heard y del personal médico que intentó salvar a Hayden. Las descripciones gráficas de los doctores sobre las condiciones de Hayden a su llegada al hospital, ofrecieron un vistazo al dolor y la brutalidad que marcó los últimos momentos de la vida del niño.
Mark Dillard, el paramédico de American Medical Response que respondió a la llamada de emergencia aquella fatídica mañana, fue uno de los primeros en testificar. Describió la escena desoladora al entrar al apartamento: Hayden yacía inmóvil, completamente vestido, sobre el suelo frío del salón. Contrario a la llamada inicial que sugería un posible ahogamiento, el niño no estaba mojado, lo cual inmediatamente alertó a Dillard sobre la gravedad de la situación.
Con voz firme pero claramente afectada, Dillard relató cómo, al examinar a Hayden, notó una serie de moretones extensos y variados en su cuerpo. “Era evidente que no eran accidentales”, afirmó. Describió cómo continuó realizando maniobras de reanimación cardiopulmonar en un intento desesperado por salvar al niño, quien mostró signos de gasping –respiraciones agónicas que indican severa hipoxia– antes de cesar completamente su respiración.
El testimonio más desgarrador vino de Leanne Lee, la médico de emergencias que recibió a Hayden en el hospital. Describió su llegada como uno de los momentos más difíciles de su carrera. “Cuando vi a Hayden, supe que nuestras posibilidades eran escasas, pero cada vida es preciosa, y cada segundo cuenta,” explicó.
Lee detalló las lesiones que observó: moretones en múltiples etapas de curación, lo que indicaba abusos reiterados, y una quemadura que no había sido tratada médicamente. Además, había signos claros de fracturas recientes y antiguas en su pequeño cuerpo. “La cantidad de trauma físico que Hayden había soportado era horrenda, más allá de cualquier cosa que había visto en un niño tan joven,” comentó con emoción.
Con la sala en un silencio sepulcral, la médica concluyó: “A pesar de nuestros esfuerzos por reanimarlo, Hayden fue declarado muerto aproximadamente a las 7 a.m. del 27 de diciembre de 2021. La causa de la muerte fue asfixia, complicada por sus múltiples lesiones físicas.”
El 7 de mayo pasado, en un sombrío salón del Tribunal del Circuito de Harrison County, el destino de Joseph David Heard se decidió con una celeridad inusitada. El jurado, tras deliberar por solo 45 minutos, entregó un veredicto unánime de culpabilidad por asesinato. El juez Larry Bourgeois, asegurando la decisión con meticulosidad, confirmó el veredicto con cada uno de los jurados, marcando el cierre de una fase crítica del juicio y dejando a la comunidad en espera de la sentencia definitiva, que podría ser la muerte o cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Leer más en Infobae