Nicolás Maduro está convencido de que va a ganar las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela, o al menos así lo deja saber en sus discursos. Tímidamente ha vuelto a las calles para hacer campaña. Desde 2018 limitó sus apariciones públicas luego de un atentado fallido en su contra.
ANA MARÍA RODRÍGUEZ BRAZÓN
Pero los estudios de opinión no le dan la ventaja. Si bien ha mejorado su aceptación, esta no superaría 25%, y en el mejor de los casos llegaría a 30%. Mientras que el opositor Edmundo González, sustituto de María Corina Machado, supera al chavismo en más de 50% de aprobación. La tarea no luce fácil para el oficialismo.
La última encuesta de ORC Consultores arrojó que Edmundo González tiene 51,77% de apoyo en un universo de 61,50% de encuestados que aseguran que votarán en las elecciones.
Con menos dinero para derrochar, como en otras campañas electorales, el chavismo parece que ha diseñado una estrategia basada en responsabilizar a la oposición de las calamidades en el país, que si bien tiene una proyección de crecimiento económico de al menos 4%, según el Fondo Monetario Internacional, aún no logra remontar por completo.
Responsabilizar a la oposición venezolana
“Cuando gana la oposición pierde el pueblo, pierde el país, pierde la nación. Es una fórmula automática, una ecuación directa, triunfo para la oposición derrota para el pueblo de a pie, para el pueblo de verdad, para el pueblo humilde, para el pueblo trabajador”, dijo Maduro el jueves en la noche durante el lanzamiento de su comando de campaña encabezado por Jorge Rodríguez, presidente del Parlamento.
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