En cualquier institución donde se cumpliera la Ley y se respetaran los derechos humanos, los funcionarios se identificarían plenamente. No ocurre así en la Cárcel el Rodeo I, que aunque esté en manos de la vicealmirante Celsa Sirley Bautista Ontiveros, Ministra del Régimen Penitenciario, los custodios forman parte de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). Todos usan alias. Todos tienen miedo de ser juzgados en la Corte Penal Internacional (CPI), conscientes de cometer crímenes de lesa humanidad.
SEBASTIANA BARRÁEZ
Por ello se identifican así: el director es Tiburón, un hombre blanco, de ojos verdes, no muy alto de estatura, en su rostro luce una barba delgada tipo candado sin ninguna rigurosidad en el cuidado, incluso lo asemejan al teniente coronel Alexander Granko Arteaga.
El subdirector, Warlok, es un hombre, moreno claro, algo gordo, con una barba más extendida que Tiburón, pero igual de descuidada; su estatura es mediana y utiliza lo que en la santería se llama un mazo, una pulsera gruesa de colores predominantes verde con amarillo y poco blanco; eso indica que es babalao.
Como Jefe de Régimen estaba Isaac, un hombre moreno, que ha sido sustituido por otro identificado con el alias Centurión, un hombre de estatura bastante baja, de ojos claros, algo fornido y su voz es ronca.
Hay mucho personal, pero los 10 custodios hombres más visibles: Flokio, Denver, Río, Centurión, Igor, Cars, Mufasa, CR7, Strong y Thor. Las cuatro mujeres carceleras son: Merlina, Cataleya, Cruz y Miranda. Todos los vehículos del personal de la cárcel tienen, en la placa, un acrílico negro para que no se identifique el número. Todos usan uniformes con mangas largas. Han ideado intercambiarse las etiquetas con sus alias, para confundir y evitar ser identificados.
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