Albany Rojas @rojaslawoffice es una barquisimetana de carácter fuerte y decidido, que ha sabido sortear los obstáculos de la migración para convertirse en una reconocida abogada de inmigración en la ciudad de Miami. En #SoyVenezolano le cuenta a @nandasalas cómo creer en ella fue el primer paso para hacer realidad sus metas en Estados Unidos.
Como a muchos, a Albany le tocó vivir malas experiencias, pero nada apagó su espíritu de lucha y ganas de salir adelante.
“Trabajaba de cualquier cosa, comencé limpiando casas, también fui niñera por un tiempo. Fue una experiencia muy bonita ser niñera. Una persona, también venezolano, me dio la oportunidad de trabajar en su compañía de fiestas y me disfrazaba de estos muñecos gigantes con la cabeza de Mickey y de Minie, animando fiestas infantiles”.
Le tocó asumir retos para los que no se había preparado, pero sin miedo se abrió paso y se permitió así misma tener nuevas oportunidades.
“Casualmente, la mamá de los niñitos que yo cuidaba había sido paralegal, como decir secretaria legal, y ella sabía que yo había sido abogada en mi país y me dijo que debía aplicar a firmas de abogados. Ella me ayudó a preparar mi resumen curricular, con un inglés muy básico, me atreví a ir a algunas entrevistas y comencé en el mundo legal”.
Ya de vuelta al mundo de la abogacía, urgía validar su título universitario. Tenía que volver a estudiar.
“Comencé el proceso de aplicación que fue súper arduo, tardé aproximadamente un año, tuve muchos inconvenientes por mis pasos migratorios, tanto para obtener los préstamos para pagar la universidad como para traer mi título y que me validaran cierta cantidad de créditos con mi título venezolano… Afortunadamente, los exámenes los pasé todos en el primer intento, con mucha disciplina y mucha preparación y fui admitida para estudiar en los Estados Unidos. El programa duraba tres años y lo logramos hacer antes de tiempo, afortunadamente”.
Fueron años de mucho estudio y trabajo, de preparación en el área migratoria y de voluntariado en una organización sin fines de lucro, “fue una experiencia bellísima trabajar ayudando a las personas, prestando ayuda legal gratuita. Primero en violencia doméstica y después en inmigración. Trabajaba de día y en la noche iba a la universidad, igualmente sigo siendo esposa y mamá”.
Aprovechó, también, su experiencia para ayudar a los migrantes, en especial venezolanos, que llegan a Estados Unidos con intención de ejercer el derecho, sin saber a lo que se están enfrentando, además de brindar herramientas a través de las redes sociales.
“Actualmente, tengo mi propia firma de inmigración Rojas Office, donde tratamos de ayudar a nuestra comunidad en lo más que podemos con los diversos procesos de inmigración y aparte soy mentora para abogados extranjeros. Abogados que deseen, no solamente venezolanos sino de cualquier parte que deseen, volver a la ley y utilizar sus títulos para hacerse abogados en los Estados Unidos. A escoger ese programa que sea más efectivo para ellos y cómo pasar el examen de la barra, cuando el inglés no es tu primer idioma y también cómo mejorar ese inglés”.
Lo más difícil de ser inmigrante, para ella, ha sido aprender a ser flexible. Se siente orgullosa del camino recorrido, de sus logros, pero sobre todo de su evolución como ser humano. Recuerda con nostalgia lo construido en Venezuela, y admira la fortaleza y determinación con la que ella y su esposo han reconstruido su vida, en familia.
“Creo que nuestro secreto, el de mi familia también, para haber llegado a alcanzar esta estabilidad junto a mi esposo y mi hija, ha sido eso. Cada vez que la vida nos da un golpe, nos cierra una puerta y nos abre la otra, nos recalcula el camino. Nos mantenemos unidos, nos mantenemos fuertes. Hemos aprendido a ser flexibles”.
Para Albany, ayudar a los inmigrantes a conseguir su legalidad en Estados Unidos es una misión de vida. Está convencida de que puede evitar muchos obstáculos legales a quienes recién llegan al país buscando un mejor futuro.
“Quiero ayudar a muchísimos inmigrantes a hacerse residentes y que esto me genere una vida estable… Hoy en día valoro muchísimo la libertad, la paz, eso es lo que añoro; lograr ese equilibrio entre mi familia, mis futuros empleados, mi negocio y mis clientes”.
Conoce su historia completa en #SoyVenezolano