La movilización y concentración de todas las fuerzas opositoras en la histórica ciudad de La Victoria de nuestro querido estado Aragua, demostró la atención que despierta la candidatura presidencial de Edmundo González, ineludible intérprete de las actuales circunstancias. La entidad federal dio testimonio del inmenso rechazo hacia el gobierno, traducido en la esperanza que levanta la unidad democrática.
A pesar de las severas amenazas de sabotaje que flotó en el ambiente del municipio, la energía del cambio se hizo sentir, y, por supuesto, elevó el probable costo político de alguna iniciativa violenta del oficialismo contra la pacífica manifestación ciudadana en reclamo de un futuro diferente. Epicentro noticioso del país, la localidad inmediatamente se identificó con el mensaje que el liderazgo unitario transmitió traspasando las fronteras.
Poderoso el discurso de Delsa Solórzano como de los oradores restantes, añadida la ganadora de las consabidas primarias de la oposición, nos reencontramos los venezolanos en el duro combate cívico planteado. Y, no cabe la menor duda, siendo el mensaje decisivo, nuevamente contrasta la sobriedad y serenidad de Edmundo con las estridencias de su principal contendedor en las venideras elecciones.
Hizo un calor inmenso y devorador, pero – infinitamente paciente – la multitud esperó y participó de un evento que tampoco pudo contrarrestar el gobierno regional con una que otra movilización probada para la fecha. Por lo general, movilización forzada de funcionarios públicos.
Nos sentimos victoriosos en La Victoria, optimistas frente al porvenir. Toca a las puertas una transición democrática: la que encabezará la unidad de todas las corrientes sociales y políticas del país con Edmundo al frente, reclamando libertad y democracia.