Dirigen el tráfico de inmigración clandestina. Controlan el negocio de la prostitución. Prefieren la extorsión a la droga, pero mantienen alianzas con las principales organizaciones narco de América Latina.
El Tren de Aragua es una de las organizaciones criminales más efímeras y, al mismo tiempo, más inquietantes de la región. En pocos años, ha pasado de ser una pandilla carcelaria a una red criminal internacional. Su origen se encuentra en la cárcel de Tocorón, en el estado de Aragua, al norte de Venezuela. Allí, el preso Héctor Guerrero Flores, alias ‘El Niño Guerrero’, organizó una banda que extorsionaba a los reclusos, sembrando la semilla de un imperio delictivo basado en la violencia y el soborno.
Por Ernesto Torrico, Giulio Maria Piantadosi y Pavlo Atlas | El Confidencial
La organización se dedica a actividades como el tráfico de personas, drogas y armas, así como la extorsión y el control de redes de prostitución. Aprovechando la crisis económica y política en Venezuela, han explotado la desesperación de miles de migrantes, extendiendo su influencia a Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil.
A pesar de un operativo policial en 2023 para retomar el control de la cárcel de Tocorón, las sospechas de complicidad entre el régimen de Maduro y el Tren de Aragua persisten, especialmente porque su líder, El Niño Guerrero, logró escapar. Las autoridades venezolanas insisten en que la banda ha sido desmantelada, pero las evidencias sugieren que el Tren de Aragua sigue siendo una fuerza criminal en expansión, sembrando terror y violencia en toda la región.
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