Este sendero de vida va tomando cuerpo paso a paso y mejorando su terreno. Por un momento varios pensamientos llegan, cumpliéndose un anhelo: el que las personas en este país comiencen a abrirse nuevamente a una parte del mundo donde le corresponde habitar y vivir.
Es de suponer que pasa por la mente de muchos conciudadanos, las transformaciones que han experimentado forzosamente con sus altos y bajos. Ahora se ven las pérdidas como menos inservibles cuando se trata de llegar al final de esta etapa de la jornada.
La pérdida en el plano físico de familiares y amigos, se torna más claro que fueron para fortalecer el alma de los que tomaron el testigo y siguieron. Las otras pérdidas, las provocadas por la lejanía geográfica, corresponden a las incubadoras de más corazones, músculos y mentes que se estremecen por su país.
Mientras tanto, una multitud de personas en los lugares más remotos, ha decidido apoyar la transición hacia una sociedad con claros elementos de tener un Estado Liberal.
Todo se debe a que esta vez, el arrojo no significa la búsqueda de un benefactor que pague una “deuda social”; sino que ahora, la aspiración es por volver a ver a un ser querido, por tener nuevamente la alegría de planificar una vida en el marco de las libertades y responsabilidades individuales, que se puedan establecer empresas ahora si con buenas perspectivas, el retorno del valor del ahorro y de los incentivos por labor cumplida.
En esta nación, se van a enaltecer las propuestas de políticas de Estado, basadas en la norma jurídica y las necesidades sentidas de la población. Una proclama de la sociedad civil, aportando con lo poco o mucho que cada quien pueda generar para asentar las bases, en reconstruir instituciones y la vida económica excelsas para el país.
En el otro extremo, reductos de “sensatos”, productos de la presión del temor por la ira acumulada de años, se preparan para la huida.
@abrahamsequeda