Se vienen encima momentos decisivos para el futuro del país. La lucha es entre el cambio y el continuismo. El pueblo quiere cambio, el poder continuismo.
Con el cambio el país tiene salida, con el continuismo, no. Los que propongan falsas equidistancias, reman para el continuismo. Es importante tenerlo en cuenta ante la gravedad de la situación.
No debemos reiterar experiencias pasadas, en las que los zigzagueos de la vocería política, le confirmaron al poder que podía salirse con la suya, sin mayores dificultades.
El cambio es una aspiración del conjunto nacional. El poder está dispuesto a defraudarlo, una vez más; pero la gran mayoría de los venezolanos tiene un liderazgo decidido en María Corina, que fundamenta a Edmundo, en medio de todas las acechanzas y riesgos habidos y por haber.
Tenemos el derecho y el deber del compromiso con la esperanza. Por encima de cualquier maniobra. La Constitución es el basamento del cambio, y en la voluntad popular está la soberanía, encauzada por el liderazgo democrático.
El compromiso y la esperanza se fortalecen entre sí. En esa fuerza se encuentra nuestro porvenir.